Detalle de una boda tradicional. EFE-Archivo
La menor, nacida en España y que supuestamente también sufrió coacciones y malos tratos desde su adolescencia, no desea regresar a su casa bajo ninguna circunstancia y quiere continuar sus estudios, por lo que se encuentra en un centro de acogida gestionado por la Entidad Pública de Protección de Menores, según un comunicado del instituto armado.
Un operativo de urgencia de la Guardia Civil evitó el traslado inminente a Marruecos de la chica, cuya familia le había obligado "utilizar el velo islámico, a dejar sus estudios", y "quería enviarla" a aquel país porque supuestamente había concertado su matrimonio con un hombre de 37 años.
El casamiento iba a tener lugar en una localidad marroquí de la que eran originarios sus padres, donde ella debía vivir tras la boda.
Los agentes conocieron la situación de la joven unas horas antes de ser trasladada, a través de una persona que conocía lo que estaba ocurriendo, y tuvieron que preparar un encuentro con ella para verificar su situación.
El encuentro fue complicado puesto que no podía salir de casa y, cuando lo hacía, iba siempre acompañada por familiares.
Tras lograr entrevistarse con ella, sin que nadie se percatara, la menor contó a los guardias civiles que "llevaba sufriendo coacciones y malos tratos desde que había iniciado la adolescencia", según el comunicado.
Según relató, no podía usar determinadas prendas de ropa, le obligaban a usar el velo islámico, siempre que fuera a salir de casa, y le revisaban continuamente el teléfono móvil, hasta que llegó un momento que le prohibieron usarlo.
Además, no podía salir de casa sin ir acompañada y le habían prohibido ir al instituto desde hacía meses.
Tan solo había conseguido, después de muchas súplicas, que le dieran permiso para asistir a los exámenes de junio. A pesar de no haber asistido a clase, logró aprobar todas las asignaturas menos una.
Su situación se había intensificado a comienzos de este año, pues la familia tenía intención de concertar su matrimonio con un hombre mayor que ella y, de esta forma, quería que fuera sometiéndose al nuevo estado.
Esta situación generó tanto estrés en la menor que el pasado mes de marzo intentó suicidarse, aunque los médicos consiguieron salvar su vida.
Después de esta tentativa de suicidio, los padres decidieron llevarla al país vecino para conocer a su futuro marido y ver si así iba aceptando la situación.
Tras conocerle y de vuelta en España, a pesar del rechazo de la menor, era obligada a mantener conversaciones telefónicas diarias con el que iba a ser su marido. En esas conversaciones solo hablaba él.
La menor también narró a los agentes diversas agresiones protagonizados supuestamente por su hermano mayor, un joven de 29 años, por no aceptar las imposiciones de su familia respecto a sus costumbres religiosas y culturales.
Con todos estos datos y en constante comunicación con el juez de guardia, los agentes trasladaron a la menor a dependencias de la Guardia Civil y arrestaron al padre y al hermano como presuntos autores de un delito de malos tratos en el ámbito familiar y otro de coacciones.
