El hombre de 50 años con apariencia de turista adinerado del este y con un largo historial por disfrutar de suculentas comidas en restaurantes antes de fingir un infarto para evitar pagar, más conocido por la PolicÃa Nacional como el 'gastrojeta', se ha trasladado desde la ciudad de Alicante hasta la turÃstica Benidorm, donde ha vuelto a ser arrestado por varios hurtos de carteras y en tiendas.
Fuentes de la PolicÃa Nacional han informado a EFE de que este martes, 2 de enero, ha sido capturado nuevamente (es la número 23 en el último año en Alicante) a las 15.25 horas cuando huÃa de un local de venta de artÃculos chinos perseguido por el vendedor.
Una patrulla policial les interceptó y comprobó que el 'gastrojeta' habÃa sustraÃdo, supuestamente, un chaleco y un vaper, todo con valor de 30,49 euros, aunque en el registro a sus pertenencias se descubrieron otros enseres presuntamente robados.
Entre ellos una tarjeta de crédito que constaba como sustraÃda el 29 de diciembre a las 21 horas en una bolera de Benidorm, donde la vÃctima relató que dejó sus pertenencias en un lugar y, poco después al regresar, le habÃan desaparecido.
Una vez trasladado a los calabozos de la comisarÃa de la PolicÃa Nacional de Benidorm, el 'gastrojeta' se ha acogido a su derecho a no declarar, como hace habitualmente tras ser arrestado.
A este ciudadano lituano, Aidas J., que ya ha sido detenido veintitrés veces en el último un año en la provincia, se le conoce por irse sin pagar de los restaurantes tras suculentas comidas aunque los las dos últimas capturas a mediados de diciembre en Alicante también fueron por hurtos, en una de esas ocasiones por tratar de llevarse una botella de whisky de tipo bourbon valorada en 28,10 euros.
El pasado 21 de septiembre, un juzgado de Alicante decretó la prisión provisional por reincidencia tras un juicio rápido por cometer el enésimo golpe en el restaurante-taperÃa de la calle Mayor 'El buen comer', donde intentó hacer un 'simpa' tras degustar una paella de marisco y dos whiskys por valor de 34,85 euros para, al ser descubierto, tirarse en medio de la puerta fingiendo un infarto.
Cuando tras pasar dos noches en los calabozos de la PolicÃa Nacional le preguntó el juez si admitÃa su reinicidencia, este individuo con apariencia de acaudalado turista ruso y sin domicilio conocido se limitó a sonreÃr, y fue enviado a prisión varias semanas.