Mar Traver /EPDA No puedo más que suscribir las palabras de nuestra secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, sobre Juan Roig al que calificó de capitalista despiadado. Él y otro puñado de propietarios, accionistas y gestores de grandes superficies están embolsándose beneficios a costa de exprimirnos a los de abajo, subiendo precios que aumentan su margen comercial mientras a nosotros nos cuesta cada día más poder hacer la cesta de la compra básica.
Pero algunos políticos, que se califican a ellos mismos de izquierdas, han criticado estas palabras y defendido a los empresarios que aplican prácticas tan abusivas, nueva prueba irrefutable de que existe el capitalismo despiadado y además está haciendo perfectamente su trabajo y consiguiendo que el oprimido defienda al opresor.
Hay partidos políticos que no se atreven a criticar lo innombrable, que critican que se limiten los alquileres, que se ríen de un gobierno que topa el precio del gas o de que hay comunistas en puestos de poder... es decir, que compran el relato del capitalismo como la panacea de la libertad y confunden la explotación con la generación de riqueza, que toman la parte por el todo y quieren hacerte creer que si se habla de acabar con prácticas ilícitas de grandes empresas, esto va a afectarte aunque solo tengas una PYME.
Así, el capitalismo despiadado y su maquinaria de propaganda han conseguido blanquear las acciones más viles. No se puede permitir que mientras un porcentaje de la población esté sufriendo, haya otro que se beneficie de este sufrimiento... Por tanto, no se puede negar que hay capitalistas despiadados, es más, los hay miserables, ruines e inhumanos. Y quien niega esta máxima está dándoles carta blanca para seguir especulando con nuestras vidas.
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