Javier Sanchis. EPDA Cuando parecía que
empezábamos a remontar el vuelo y la incidencia del virus era relativamente
baja durante algunas semanas, ha sido empezar el verano y junto con la
finalización del curso escolar, que conlleva muchas horas libres para los
jóvenes, y varios factores más, ha pasado lo que se preveía y mucho temíamos.
Se ha disparado la cifra de contagios de una manera alarmante. Tan solo el fin
de semana pasado, en 48 horas, la Conselleria de Sanidad informó de casi 3.000
nuevos casos de Covid en nuestra Comunitat Valenciana. Los datos son tozudos:
desde que empezó la pandemia, casi medio millón de valencianos se han
contagiado, es decir, el 10% de la población ha pasado por esta terrible
experiencia, muchas personas desgraciadamente no han podido superar la
enfermedad y otras muchas tendrán secuelas de por vida.
Con esto, lo que quiero
decir, es que no es broma todo lo que está pasando. Hay una corriente extendida
de que se quiere frivolizar con el tema, y soy de la opinión que no podemos
consentir que no se le dé importancia a lo que nos está ocurriendo. ¿Qué hemos
hecho mal como sociedad, para tomarnos a la ligera al virus y sus fatales
consecuencias? Desde luego, que no se puede generalizar, pero hay un sector de
la población joven, que no está siendo solidario con el colectivo. Los jóvenes
menores de 30 años se están contagiando de forma rápida y exponencial. Y
tenemos claro, que se debe a la desescalada y a los hábitos del verano. Por lo
tanto, les rogaría que fueran prudentes y responsables. Está en juego la
protección de los demás, pero también y es importante, la de ellos mismos.
Este aumento de contagios
ha llevado a la Generalitat a tomar medidas drásticas. Y una de ellas, es el
toque de queda de una a seis de la mañana en 32 municipios valencianos. De
entre ellos, se encuentra Aldaia, como prácticamente la totalidad de los
pueblos del área metropolitana de Valencia. Es una decisión difícil,
complicada, porque nos estamos acostumbrando a las prohibiciones, en este caso,
la circulación de las personas libremente en unas determinadas horas, y esto es
siempre una mala noticia. Sin embargo, depende de nosotros, de nuestro sentido
de la responsabilidad, de que se levanten estas restricciones lo más pronto
posible.
Voy a ir acabando mi
artículo, porque ahora, en poco más de 30 minutos, tengo que acudir al Pabellón
Municipal de Aldaia, a vacunarme de la primera dosis. Y no quiero desaprovechar
la ocasión en dar mi más sincero agradecimiento a todos nuestros profesionales
sanitarios por todo el esfuerzo demostrado y esa lucha sin descanso contra el
Covid19. ¡Mucho Ánimo y Fuerza a Todos!
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