Mare de Déu
Mare de Déu Nostra Donna
Sancta dels Ignoscens e Desamparatsno
tiene un origen mistérico, ni legendario, simplemente se la inventaron los
valencianos en los comienzos del siglo XV para que protegiera un fin social, el
primer hospital psiquiátrico del mundo, el primer centro médico especializado
en enfermedades mentales, al cual dio muchos frutos.
Esta semana
encara sus fiestas que tiene sus grandes jornadas el segundo sábado y domingo
de mayo, jornadas muy populares, de intensa devoción mariana, poéticas,
emotivas, folklóricas, barrocas, callejeras y, sobre todo, mediterráneas. La
pandemia ya sacrificó las Fallas y ahora golpea con las fiestas de la Virgen.
Todo se reducirá
a Misas televisadas, la importante la que celebrará el cardenal Cañizares el
sábado a las 10.30 de la mañana en la propia Real Basílica, la que se levanta
sobre el antiguo Foro Romano y el templo pagano dedicado a Esculapio, dios de
la medicina. El cristianismo desde un primer momento fue absorbiendo y
cristianizando todos los templos de otras religiones.
Un fraile
mercedario, Gilabert Jofré, discípulo apostólico de fray Vicente Ferrer, lanzó
la idea de crear un centro especializado en el tratamiento de las enfermedades
mentales. En su época los dementes eran como endemoniados y a los más
peligrosos se les embarcaba y lanzaba en alta mar para ahogándose resolver el
problema social que creaban. O si se les permitía estar en tierra, se les
acosaba y pegaba, apedreaba, a veces hasta morir.
Un día, camino de
la catedral a predicar un sermón de Cuaresma contempló un espectáculo de acoso
a un loco, ahuyentó a los agresores, atendió a la víctima. Subido al púlpito cambió
la teología de la penitencia, por la de la caridad. Enardeció con la historia
vivida al público presente de manera que pronto se hizo el hospital –spital de folls e orats- que llenó de seguida.
En la sociedad
tardo-medieval, sociedad teocéntrica aún, no podía faltar la presencia de Dios,
de Jesús, de la Virgen o los santos en cualquier actividad o iniciativa. La
Cofradía pensó en que sería bueno y conveniente tener una Virgen como Patrona y
protectora. Pidieron permiso al rey de Valencia, Alfonso el Magnánimo, para
labrar una imagen de la Virgen con tal fin y éste lo concedió en 1.416.
Labrada, aquella escultura histórica se conserva en su Basílica e Valencia.
La atrevida
iniciativa quisieron pareciera nacida de lo misterioso y angelical. Se creó una
leyenda,la feren els angels,que narra labraron la talla tres peregrinos que pidieron
hospedaje en el hospital. Una cariñosa leyenda que se guarda, pero no ha
logrado desvirtuar la realidad. La inventaron los alentadores del hospital ex
profeso para la actividad. Una advocación, la deMare de Ignoscens, folls, orats e Desamparats, Madre de locos, dementes y desamparados, surgida hace
610 años, seis siglos, hoy día no puede ser más moderna, progresista y
revolucionaria, cuya traducción al lenguaje actual podría ser Madre de los
Marginados.
Las generaciones
de seis centurias la han venerado no sólo en los templos, también en sus casas.
Para no pocos la imagen de tan dulce advocación es el único lazo, la única
relación, entre ellos y Dios. Se cumple aquí lo de Paul Claudel, no
importa cómo llamemos a Dios si lo ponemos a nuestra altura. Su historia es
riquísima, yo que he escrito varios libros sobre ella, he disfrutado de
adentrarme en los ricos pozos de sus aguas, que han fertilizado el histórico
Reino de Valencia. Y la de los países a donde los misioneros valencianos la
llevaron consigo.
La Virgen de los
Desamparados de Valencia es un gran motor de la pastoral de la Iglesia en
Valencia. Dos grandes arzobispos de su sede episcopal, Marcelino Olaechea y
Carlos Osoro, se percataron nada más tomar posesión de lo importantes que es en
la vida civil y religiosa la Virgen en eta peculiar advocación. Movieron
auténticas montañas llevando su imagen por delante.
Este fin de
semana laMare dels qui no tenen
marequeriendo salir a la calle a
la Missa d ´Infants, al populoso Traslado y a la solemnísima, quieta y
tranquila, bellísima procesión de la tarde, no podrá salir. Queriendo, los
Decretos de Alarma no le dejan, como en la segunda República. Sus fiestas serán
este año contenidas, como mucho, alguna reflexión, Misa o sermón por
televisión. El pueblo no la podrá piropear, tocar, zarandear, levantar, no
podrá exultarla y exaltarla con sus vítores y aclamaciones. Será una
celebración, triste, apagada, sin nervios electrizantes, sin romeros nocturnos
que llegan desde los pueblos, sin la larga oración de peregrinantes
presenciales que no dejan de acompañarla día y noche.
De ahí que se haya instado a colgar reposteros
con su imagen balcones y ventanas y a seguir desde la televisión y las redes
sociales lo poco que se va a hacer, que se permite hacer, en su honor y
memoria, a esta Virgen ideada, fabricada, modelada y bautizada por los
valencianos, esculpida desde entonces por y en sus corazones.
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