Fachada de la Ciudad de la Justicia de València. EFE/Archivo La fiscal pide más de un año de cárcel por un delito de odio homófobo para un hombre acusado golpear y amenazar a una pareja gay por no querer "irse de putas" tras la fiesta de la boda de una amiga común, pero un testigo, amigo del procesado, ha declarado hoy en el juicio por estos hechos que no hubo insulto o manotazo, lo que implica que las supuestas víctimas se han inventado la agresión.
La Audiencia de Valencia ha juzgado hoy al acusado, Rafael, en una vista en la que la fiscal ha mantenido los cargos, al igual que la acusación particular, pero la defensa ha pedido la absolución y el testimonio de un amigo de la infancia del reo que ha apoyado su tesis.
La parte de los hechos en la que coinciden defensa y acusación relata que, al final de la boda, celebrada en Riba-roja (Valencia), a las siete de la mañana del 25 de agosto de 2017, la pareja gay sube al coche de uno de los invitados para regresar a Valencia y, a mitad de camino, se produce una discusión que termina con los dos viajeros expulsados del vehículo, en el que viajaba también el acusado, Rafael.
La divergencia de versiones comienza en los motivos del altercado, y continúa en el modo en que se produjo éste y las consecuencias del mismo. Para la acusación, en un momento del viaje Rafael propuso "irse de putas" y los dos jóvenes homosexuales le dijeron que no. A partir de ahí, según la acusación, llovieron los golpes y amenazas por parte de Rafael, que les expulsó del coche. Ello les ha provocado, dicen, lesiones y ansiedad.
La defensa, en cambio, ha negado por completo esa versión. Según ha declarado el acusado, el motivo de que los dos muchachos fueran expulsados del vehículo radicó en que se propasaron con el conductor. Pero no hubo violencia, ni verbal, ni física. Y de hecho el parte médico no recoge ninguna inflamación o hematoma, salvo que manifiestan dolor.
El tribunal ha escuchado a los testigos. Primero la novia, que ha declarado que recibió la llamada de los dos chicos denunciantes quejándose de que les habían echado del coche, propinado manotazos y que se habían quedado con su móvil. Mientras el novio sufría un ataque de ansiedad, la novia se las arregló para llamar al conductor del coche. Le dijo que tenía el móvil de uno de los chicos gay en su coche y el conductor, al advertirlo, dio media vuelta, regresó y les devolvió el teléfono.
Así, la versión de la novia no coincide con una parte de lo declarado por los denunciantes, pues según ellos, cuando el conductor volvió, el segundo ocupante del coche, el acusado les golpeó de nuevo. Lo que la novia recuerda es que, tras avisar al conductor, volvió a hablar con los denunciantes por teléfono, y que cuando eso hacía, llegó el coche, el conductor se bajó y uno de los jóvenes homosexuales le pasó el teléfono, de modo que el conductor confirmó que les había devuelto el móvil. No escuchó ninguna agresión.
Finalmente, ha llegado el turno del conductor del vehículo, en calidad de testigo. El presidente del tribunal ha insistido en que si no decía la verdad podría cometer un delito, pero él ha jurado "por su hijo": no pasó nada. Ni golpes, ni amenazas, ni insultos. Hubo una discusión. Les echaron del coche, ha dicho.
Después de que los jóvenes gay llamaran a la novia para quejarse y recuperar el móvil, la mujer le llamó y él dio la vuelta con el coche, devolvió el teléfono y les ofreció llevarles de nuevo, cosa que rechazaron. "Nada más", ha recalcado el testigo.
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