Laura Chulià del PP Las esperadas fases de desescalada
que siguieron al duro
confi namiento que hemos
sufrido dieron paso al tiempo
en el que había que demostrar la
capacidad de gestión de quienes tienen
la responsabilidad de gobernar.
Los autónomos han sido, son y lamentablemente
parece que serán,
los más perjudicados en sus negocios
después de cada crisis, ya sea
económica, social, o sanitaria. No
importa qué apellido le pongamos
porque irremediablemente están
expuestos y quedan a merced de los
efectos de cualquiera de esas crisis.
En Benetússer constatamos la
existencia de cerca de 900 autónomos,
o lo que es lo mismo: 900 familias
que han sufrido la incertidumbre
y la agonía de no saber cuándo
iban a tener ingresos. Eso sí, han tenido
la certeza de ver cómo seguían
cobrándoles los gastos inexorablemente.
Los representantes del Partido Popular
nos pusimos desde el minuto
uno de la pandemia del lado de las
personas. Ayudamos con nuestras
ideas al equipo de Gobierno, tratando
de acelerar la salida de una situación
que veíamos cada vez más
complicada.
Priorizamos conseguir el consenso
con quienes gobiernan y advertimos
que era una cuestión de
primera necesidad ayudar a los autónomos,
un sector económico vulnerable
y a la vez muy importante
para nuestro tejido económico.
Cuando el Gobierno local planteó
las bases de ayudas a los autónomos,
ya indicamos que no teníamos datos
concretos para saber si lo que se estaba
aprobando iba a resultar efi caz
para este colectivo en Benetússer.
Aun así aceptamos aprobarlas con
el compromiso del Ejecutivo de volver
a analizar unas nuevas ayudas
en vista de que ya se intuían pocos
benefi cios para el conjunto de profesionales
afectados.
Pues bien, hemos llegado al fi nal
de este año 2020 y el concejal responsable
del área sigue sin explicarse
el porqué de la poca aceptación
de estas ayudas. Apenas se han acogido
a ellas un 6% de los 900 autónomos
existentes en nuestro municipio
–debido quizás a los requisitos
exigidos–. Puede que, como ya le dije
en una sesión plenaria, ha llegado
el momento de volver al origen del
problema, escuchando a los afectados
para calibrar sus verdaderas
necesidades y a
partir de ahí hacer que
las ayudas públicas sirvan
para reactivar un colectivo
que necesita la atención
de todos.
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