El líder del PP, Pablo Casado durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso este miércoles. EFE La primera sesión de control del curso político, celebrada este miércoles en el Congreso, se ha caracterizado por el uso de la mascarilla por parte de todos los diputados después de la recomendación de los servicios médicos de la Cámara.
La Mesa analizó este pasado martes la recomendación y la Junta de Portavoces, por mayoría, la apoyó, y consiste en que siempre que el diputado hable desde el escaño, deberá tener la mascarilla puesta, ya que no existe distancia de seguridad con los parlamentarios que están al lado.
Aunque el hemiciclo está al 50 por ciento después del acuerdo adoptado en este sentido por los grupos, en prevención de contagios, la distancia entre los diputados no es ni mucho menos de 1,5 metros, como mínimo.
El de este miércoles ha sido el primer pleno en el que se ha puesto en práctica la recomendación: el líder del PP, Pablo Casado, ha criticado la gestión del Gobierno con la boca tapada, y el presidente, Pedro Sánchez, ha reprochado así la actitud de los populares por haber roto todos los puentes para el acuerdo.
En los micrófonos las voces se han captado diferentes, y aunque se ha entendido todo, el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, no sin ironía, ha pedido al secretario general del PP y diputado por Murcia, Teodoro García Egea, que "vocalice mejor" porque "hablaba muy deprisa".
El dirigente popular le ha contestado: "Hay que salir más; España es diversa en los acentos".
Quien ya desde ayer martes no se ha quitado la mascarilla en ningún momento ha sido la presidenta del Congreso, Meritxell Batet. Incluso ha cambiado su foto de perfil en Twitter y ahora aparece con una puesta.
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