José Forés. EPDA. Es cuestión de esperar que las medidas restrictivas que se pusieron en marcha el pasado 7 de enero en al Comunitat Valenciana detengan la enorme sangría de fallecidos que se están notificando. No hace falta ser un ‘Capitán a Posteriori’ para asegurar que las medidas se han decretado tarde, muy tarde.
En ese contexto, aunque también se haya dilatado en exceso, el alcalde València, Joan Ribó parece haber aprendido la lección de la no cabalgata de Reyes, y hace unos días verbalizaba que las Fallas no se celebraran en marzo. No obstante, el responsable de Cultura Festiva, Carlos Galiana, dejaba la puerta abierta a que se pudieran celebrar unas ‘pseudofiestas’ en el segundo semestre de 2021.
El caso es que Ribó cambiaba de rumbo, algo que no se había producido en otros tiempos de la pandemia cuando se le cuestionaba sobre la celebración de las fiestas. Él y Galiana,siempre hablaban de un plan B, C o D. Pero la realidad se le suba imponiendo una vez tras otra, hasta acabar por mostrarles la evidencia. Era de locos.
Lo importante es habilitar un plan de ayudas al sector, dinero que , según Ribó emanarán del fondo que han creado entre la Generalitat, las diputaciones y los ayuntamientos, y que en principio parecían tener como principal destinatario a hosteleria, ocio y si acaso, turismo. 120 millones fue el montante anunciado para las empresas valencianas afectadas. Si uno empieza a sumar, entre tantas empresas, con sus empresarios y empleados que también van en ese mismo barco, no tiene mucha pinta de que sirvan para algo. Más bien, para nada.
Ya lo advertíamos en otras ocasiones y en el medio en el que trabajo, o empiezan todas las administraciones, sobre todo el Gobierno central, a poner encima de la mesa más recursos, pueden hacerlo, eliminando órganos superfluos o innecesarios en este momento, o dejando de subvencionar a los colegas de turno, o dentro de unos meses, el dinero que no se ha invertido en salvar la economia, se tendrá que destinar a pagar subsidios, con ciudadanos que no podrán aportar a la sociedad con sus impuestos y con disminución en las cotizaciones a la Seguridad Social , creando el escenario perfecto para ir a la deriva. Estaremos en el lodo.
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