Julio Izquierdo Culebras Los profesores
somos los encargados de educar y formar a la sociedad y esta tarea tan importante
debe, por supuesto, desarrollarse en un clima que propicie dicha formación.
Posiblemente una de las competencias más importantes para nuestro alumnado, sea
la de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), ya que nuestra
sociedad se encuentra inmersa en un incesante proceso de desarrollo
tecnológico.
Podemos extraer
varias conclusiones de la crisis sanitaria en la que nos encontramos. La
primera será la de poner en valor el papel fundamental de maestros y
profesores, como aquellos protagonistas del proceso educativo, que se encargan,
no sólo de transmitir conocimientos, también valores, de dar refuerzos
positivos, escuchar a nuestros alumnos, y animarlos en su proceso de
maduración, tan difícil por cierto, en la sociedad en la que actualmente nos
encontramos.
Por otra parte,
el profesorado debe conectar con el alumnado para que el proceso de enseñanza
sea lo más efectivo posible. En ocasiones, el profesor debe esforzarse hasta
conseguir llamar la atención de su alumnado, y eso requiere, entre otras cosas,
herramientas atractivas y motivadoras.
No nos podemos quedar, con el trabajo de
libro, papel, lápiz y pizarra… eso ya se hacía hace muchos, muchísimos años, y
citando al reconocido científico Albert Einstein, "No
esperes resultados diferentes si siempre haces lo mismo", es decir, necesitamos
dar un cambio en el enfoque pedagógico, y de esta forma se podría ayudar a
rebajar las tasas de fracaso y abandono escolar. Entonces, puede que lo mejor
sea que el profesorado se adapte al alumnado, que entre “en su onda”, es decir,
que se ponga al día con las nuevas tecnologías.
En estos meses, todos nos hemos dado cuenta de la
importancia de las herramientas digitales en la educación a distancia, que de
un día para otro, se ha convertido en nuestra metodología de trabajo, en
nuestra “nueva normalidad”. Los docentes han tenido que ponerse al día, dando
una lección de esfuerzo e imaginación increíble, para proporcionar una adecuada
respuesta a su alumnado, y éste, a su vez,
también ha tenido que adaptarse a esta nueva forma de aprender.
No es
una cuestión fácil por lo que parece. El profesorado, se ha actualizado en
semanas, a la tecnología y “terminología de la enseñanza a distancia”: Aules,
Moodle, Web Familia, Meet, WebEx, classroom, libro digital y pasando de tener
un horario establecido a no tener horario, porque en esos momentos uno sabe
cuando enciende el ordenador, pero no cuando lo apaga.
Por todo ello, reclamamos también un aplauso para la
comunidad educativa que ha hecho posible que el proceso siga, con otros
instrumentos, pero con las mismas o más ilusiones que antes. El curso ha
continuado gracias al trabajo hecho por todos, incluyendo por supuesto la
paciencia y el esfuerzo de los padres y madres, a los que no les ha quedado más
remedio que ponerse al día en estos temas con sus hijos e hijas.
¿Qué hemos aprendido entonces? Pues quizás que los
materiales clásicos en educación son importantes y muchos de nosotros, los
docentes, hemos aprendido con ellos, pero nuestros alumnos han nacido en una
sociedad digital, que tiene infinidad de recursos. Tan importante es poder
atender a sus necesidades en este sentido, como la presencia física del
profesor como figura, en la cual el estudiante confía, se apoya, le pregunta,
le transmite sus inquietudes… porque no olvidemos que así se construye y se
aprende, todos juntos, tal y como les estamos enseñamos a salir de esta
situación, con el esfuerzo de todos.
El alumno necesita al profesor para orientarse en su
camino y sentirse apoyado y motivado, y el profesor necesita al alumno para
cerrar ese círculo. Esa es la forma en que se propicia la adquisición de
conocimientos, habilidades, capacidades y sin duda lo más importante, los
valores. Valores que forjarán ahora y nunca olvidarán.
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