Primero fue con los gays. Y ahora le ha tocado el turno a las lesbianas. Telecinco ha comenzado, seguramente de forma involuntaria, un proceso de normalización del mundo lésbico, mucho más retrasado en visibilidad que el gay en España. Si hace poco Nagore, concursante de Acorralados, y Sofía Cristo, hija de Bárbara Rey, reconocían que eran pareja y se declaraban amor eterno, Sálvame Deluxe acaba de registrar otro momento de gran importancia para las lesbianas de España, que en la mayoría viven en silencio y escondidas su sexualidad: Bárbara Rey y la periodista del corazón Chelo García-Cortés, han reconocido que tuvieron un rollito de una noche allá por 1978.
Aunque no deja de ser una anécdota para muchos y puro morbo para otros, lo cierto es que el hecho de que hayan mujeres famosas que reconocen su bisexualidad, homosexualidad o su canita al aire con alguien del mismo sexo, es fundamental para avanzar en la normalización y visibilidad de un colectivo que, por el hecho de ser mujeres y homosexuales, ha sufrido especialmente la homofobia y ha escondido su sexualidad hasta límites enfermizos.
Es fundamental para los homosexuales, sobre todo para las nuevas generaciones, aceptar su condición sexual como lo que es: algo normal y que forma parte de la vida privada de cada cual, esto último bien entendido, es decir, viviendo la homosexualidad con naturalidad, con orgullo, evitando la tragedia que ha supuesto para muchas generaciones de personas vivir una sexualidad diferente a la mayoría a escondidas, con una doble vida o, incluso, perversiones o trastornos producidos precisamente por la represión o la autocensura.
El caso de Bárbara Rey y Chelo García-Cortés es un ejemplo para muchas personas, un espejo en el que mirarse, frente a famosos de toda profesión y condición que siguen llevando una doble vida, ocultando su sexualidad a la sociedad y, lo que es más grave, haciendo gala de una hipocresía vergonzosa, como sucede con deteterminados políticos que aplauden el único modelo de familia considerado válido por la Iglesia y, sin embargo, viven en pecado manteniendo relaciones sexuales con personas del mismo sexo. ¿Damos nombres?
Comparte la noticia
Categorías de la noticia