Clotilde leyendo, de 1888, una de las obras de la expo en el Museo Sorolla "Sorolla, dibujante sin descanso". Frente a la típica imagen del Sorolla de cuadros luminosos, con niños jugando con las olas y mujeres paseando por la orilla de la playa, el Museo Sorolla presenta "Sorolla, dibujante sin descanso", una exposición donde el pintor valenciano se aleja del color para mostrar sus bocetos preparatorios de sus futuros lienzos.
La muestra, con 101 obras -todas ellas menos tres que son de la Universidad Complutense de Madrid, pertenecen al Museo Sorolla- que pretende dar a conocer el trabajo "disciplinado, constante y preparatorio" del artista antes de empezar un "gran" cuadro.
Comisariada por Inés Abril Benavides y Mónica Rodríguez Subirana, inicia abre sus puertas mañana martes y se extenderá hasta el próximo 10 de mayo.
"Fragmentos de verdad, así son los dibujos de Joaquín Sorolla. Son fragmentos porque no siempre son obras terminadas, sino apuntes para explorar, buscar o entrenar con el trazo certero. Son verdad porque en ellos están lo inmediato, lo impremeditado o la imagen fugaz que llama la atención del artista", apunta Rodríguez.
Rodríguez señala que con esta exposición vamos a ver a un Sorolla (1863-1923) diferente al que tenemos en la retina: "Los visitantes van a poder observar a ese Sorolla que estudiaba mil veces un cuadro antes de llevarlo a cabo realizando múltiples dibujos", aclara.
Pese a que el pintor valenciano dejó más de 8.000 dibujos -5.000 se conservan en el Museo de los cuales las comisarias estuvieron catalogando cerca de dos años-, esta es una faceta "totalmente" desconocida del artista.
Estas cifras son la evidencia del carácter tan "infatigable" que tenía el pintor, "nos hablan de un 'dibujante sin descanso'". "Sorolla dibujaba todo lo que pasa constantemente delante de sus ojos. Pintaba lo que veía desde el tren, mientras esperaba en un restaurante o escenas cotidianas de su familia", explica Abril Benavides.
Además de algunos de sus primeros dibujos (tras formarse en la Academia de Bellas Artes de Valencia y tras su paso por Roma), donde la base predominante es el paisaje de manera natural, la muestra también incluye retratos de su esposa Clotilde y de sus hijos María, Joaquín y Elena.
"El artista no solo usó el dibujo como un fin en sí mismo, sino que más bien lo hizo para guardar el recuerdo de su familia", añade Abril Benavides.
"Sorolla, dibujante sin descanso", que lleva organizándose desde el pasado marzo, está organizada en cuatro bloques, donde destacan principalmente los cuadros dedicados a sus viajes a València, Londres, París o Nueva York.
"El dibujo como canal de experimentación y disfrute parece alcanzar su máxima expresión en 1911, durante el segundo viaje del pintor a Estados Unidos, en la serie de vistas de la ciudad de Nueva York, retrata los hoteles donde se alojó o las diferentes cafeterías del país. Todos ellos realizados con la técnica 'gouache'", explican las comisarias.
En el verano de 1907, Sorolla retrata por primera vez escenas cotidianas del Rey Alfonso XIII y de su mujer, la reina Victoria Eugenia en La Granja de San Ildefonso en cuadros de grandes dimensiones (más de dos metros).
Rodríguez confiesa que en la exposición el visitante va a ver algo "excepcional y curioso" del artista: "En un lienzo donde se había empezado a trazar al Rey Alfonso XIII como cazador, pintor comienza el cuadro en carboncillo, algo que choca con esa imagen de Sorolla pintando al aire libre", afirma.
Asimismo en la muestra pueden ver cuadernos de dibujos de diferentes tamaños y épocas, pero, según las comisarias, el que más llama la atención es el que contiene dibujos de su paso por Alemania, Berlín y Colonia, fechado en 1891.
Silvia García Herráez
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