Alberto García Cabañas./EPDA
Nos vemos de nuevo envueltos en una política de propaganda, sea cual sea el ámbito de las políticas socialistas de los diferentes gobiernos que tenemos. Da igual que sea local, comarcal, autonómico que nacional. En todos los ámbitos solo les sirve el humo y la pancarta, que no sabe más que intentar persuadir y engañar al ciudadano para recibir su voto, sin que ello sirva de nada.
Solo la política de pagar, pagar y seguir pagando. Pagando y “regalando”. El que regala bien vende si el que lo toma lo entiende; así decía mi abuela y así es… nadie regala nada, y estos gobiernos de izquierdas lo único que regalan es la propaganda política con la que nos intentan argumentar las ventajas de sus gobiernos; rompiendo cada vez más con la libertad y atacando cada vez más el bolsillo de los ciudadanos.
Propaganda cómo podemos ver ahora con los presupuestos generales del estado, que lejos de apoyar las declaraciones institucionales en contra de la despoblación, lleva a políticas que alimentan que se despueble cada día más nuestro territorio de interior, con dificultades para trabajar y vivir aquí, y difícilmente posible trabajar fuera y vivir aquí. El socialismo cobra hasta por respirar, ahora las autovías costarán dinero, el gasoil subirá, las cercanías y los medios de transporte públicos cada vez tienen menos inversión y menos posibilidades… ¿dónde está la agricultura digna? que parece morir minando nuestros campos con placas solares a cambio de acabar con superficies que puedan ser explotadas para el sector primario, y por no hablar de la industria.
En definitiva… ¿dónde queda el Manifiesto de Jaraguas? ¿Es ya papel mojado? Está bien aprobar declaraciones institucionales, pero si luego las intenciones no se demuestran presupuestando… ¡mal vamos!
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