El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se reunirán "cuantos antes" para atajar el avance del coronavirus en Madrid ante los "momentos críticos" que vive la región que ha vuelto a concentrar el 35 % de los 4.541 nuevos contagios registrados en España en las últimas 24 horas.
Frenar el virus depende de todos: mascarilla, distancia social y lavado frecuente de manos con jabón o gel hidroalcohólico.Sánchez ha pedido esta reunión a Ayuso al considerar "capital reforzar los mecanismos de cogobernanza para complementar los esfuerzos y medios" que despliega el gobierno autonómico, y después de que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, urgiera a hacer "lo que haga falta" para controlar la situación en Madrid, aunque descartaba el estado de alarma.
Según los datos facilitados este jueves por Sanidad, ha habido 11.291 nuevos contagios por coronavirus, 4.541 en las últimas 24 horas, con lo que la cifra total de infecciones se eleva a 625.651 y la de fallecidos a 30.405, con 262 muertos más que ayer.
Al igual que en días pasados, la Comunidad de Madrid, que ha informado de 3.841 nuevos positivos, acumula el 35% de los contagios de las últimas 24 horas (1.613), seguida del País Vasco, con 551 casos, y Andalucía, con 521.
Ante esta situación, Madrid ha anunciado restricciones para contener el avance del coronavirus, que aunque Illa esperaba que se dieran a conocer este jueves, se harán públicos mañana, viernes, según el consejero de Sanidad de la región, Enrique Ruiz Escudero.
Ruiz Escudero, que ha mandado un "mensaje de calma" a los madrileños, se ha limitado a señalar que se aplicarán restricciones a la movilidad y se reducirá la actividad en las zonas con una mayor transmisión del virus.
Medidas que el Ayuntamiento de Madrid espera que sean contundentes porque considera que hay que "atajar ya esta situación" de pandemia.
En rueda de prensa este jueves, la Secretaria de Estado de Sanidad, Silvia Calzón, ha cifrado en 851 los brotes detectados en los últimos 7 días, que afectan a 5.150 personas, y ha dicho que el 80% de ellos son de pequeña magnitud, con menos de 10 afectados, así como que en un 32% de los casos están relacionados con el ámbito social.
Los nuevos brotes mantienen ingresados a 10.003 enfermos de covid (193 más que ayer), de los que 1.331 están en UCIs (50 más), lo que sube la ocupación una décima, hasta el 8,6% de las camas hospitalarias, y en las últimas 24 horas se produjeron 1.317 ingresos y 1.036 altas.
Los ingresos han generado una presión asistencial desigual en las comunidades. Madrid, que está a la cabeza, baja del 22 % al 21 %; Castilla-La Mancha se mantiene en el 13%; al igual que Aragón y País Vasco, que lo hacen en el 12%.
En la Rioja, donde la presión hospitalaria es del 11%, se ha decidido incrementar en 22 las camas disponibles en las UCIs para adaptar el sistema sanitario a la "nueva presión asistencial, que está siendo importante".
Para tratar de frenar los contagios, el Gobierno de Aragón ha decidido mantener el confinamiento perimetral del municipio turolense de Andorra por el ascenso sostenido de los casos positivos como también hizo con Ejea de los Caballeros (Zaragoza) este martes.
También la Junta de Castilla y León ha confinado por segunda vez a los municipios vallisoletanos de Íscar -6.300 habitantes- y Pedrajas de San Esteban -3.300-, debido al elevado número de contagios por covid y a la existencia de transmisión comunitaria en ambas localidades
Además, en Castilla y León se encuentran confinados los municipios de Sotillo de la Ribera (Burgos), de unos 500 vecinos, y Pesquera de Duero (Valladolid), de unos 450.
Incomprensión e incertidumbre ante el fantasma del confinamiento en Vallecas
En Puente de Vallecas, uno de los distritos más pobres y afectados por el coronavirus de Madrid, el fantasma del confinamiento asoma en cada esquina con una mezcla de incomprensión, incertidumbre e indignación por parte de los vecinos, que reclaman otro tipo de medidas para frenar el avance de la pandemia.
"La infravivienda aquí en Vallecas está a la orden del día, decirnos que nos quedemos en casa o en el barrio es una quimera", comenta Luis desde el concurrido bulevar de Peña Gorbea, donde se reúnen las denominadas "tribus" de vecinos.
Estos grupos, que quedan en la calle para charlar y hacer planes, suponen para algunos vecinos un problema a la hora de evitar aglomeraciones y prevenir contagios, pero para otros, como Luis, son la punta del iceberg de las dificultades que afronta el distrito para tratar de contener el virus.
"No sé si nos van a construir un muro en la M-30, como Donald Trump, pero aquí, si nos confinan, tienen que tener en cuenta que hay pisos donde están viviendo 8 personas en una sola habitación, y a las que no les puedes decir que pasen 24 horas del día allí metidas porque se quedan sin aire", insiste este vecino.
Aunque el Gobierno de la Comunidad de Madrid ha aclarado que no habrá confinamientos sino restricciones de movilidad en las zonas más afectadas por el coronavirus de la región, la incertidumbre sigue en el aire después de que el miércoles el viceconsejero de Sanidad hablara directamente de hacer "confinamientos selectivos".
Puente de Vallecas es una de las zonas con mayor incidencia de coronavirus al registrar con fecha de 15 de septiembre 1.240 casos de por cada cien mil habitantes, el doble que la media de la capital (673).
Otros distritos madrileños con altas tasas de contagio son Villaverde (1.157), Usera (1.155) y Carabanchel (884), todos ellos al sur de la capital.
Con cerca de 235.000 habitantes, de los cuales un cuarto son de origen extranjero, Puente de Vallecas es uno de los distritos más empobrecidos de Madrid: la renta media de los hogares es de 25.527 euros anuales, la mitad del distrito de Salamanca (57.720).
Carla o José Manuel, vecinos de Puente de Vallecas, cuentan que en el distrito muchos no tienen trabajo, algunos tampoco casa y van a seguir haciendo "lo mismo" aunque les confinasen.
Por su parte, Mikel, que regenta tres bares de la zona, asegura que "si se cae en el mismo error de confinar" los negocios del distrito no van a sobrevivir.
Francisco, que acude a una parroquia a pedir comida, reclama "medidas precisas pero para todo el mundo" ya que, a su juicio, "siempre pagan los mismos" y confinar Vallecas sería poner "una cabeza de turco".
"Aquí las viviendas son muy pequeñas, la mayoría son inmigrantes, familias de 10 o 12 personas", comenta este hombre, en paro desde 2019 y que descarta que un confinamiento pueda ser útil para contener el virus en el distrito.
Sentadas en un banco de una pequeña plaza donde la mayoría de los negocios están cerrados se encuentran Mercedes y Regina, que no superan los 25 años. Ambas comparten una situación similar: Son inmigrantes, no tienen trabajo pero sí un hijo pequeño cada una.
"Da igual que confinen Vallecas, la gente trabaja fuera del barrio y lleva a sus niños a los colegios en otros distritos, hay transporte público, hay coches, ¿cómo van a cerrar Vallecas? ¿Van poner un muro a la entrada? No tiene sentido", señala Mercedes, que lamenta que todo pase "siempre" en los "barrios pobres y donde está la inmigración".
La joven también denuncia la falta de médicos en sus ambulatorios: "No hay pediatras, no hay recursos, mi hija se puso mala el lunes, estuvimos de 4 de la tarde a 7 hasta que nos atendieron porque no hay personal".
En el centro de Salud al que se refiere Mercedes hay una cola de 7 u 8 personas que la enfermera, algo agobiada, intenta organizar. Entre los pacientes que esperan a ser atendidos están Lúo o Taína que no protestan por la cola que se ha formado al exterior pero sí afirman sentir "rabia" por cómo se está tratando al barrio.
También allí está Marina, que cuenta que en los "parquecitos" de la zona hay "todas las noches jóvenes haciendo botellón y yonkis" y asegura que la policía "no puede con ellos". Sin embargo, también comenta que hay problemas en el ambulatorio para atender a todos los vecinos y que "no te cogen el teléfono".
Hay bastante policía municipal rondando por el barrio para hacer seguir las normas higiénico-sanitarias, pero no es suficiente, comenta uno de los agentes, que asegura que normalmente los vecinos siguen las normas, pero hay con grupos que es "imposible".
Francisco, de 66 años y que ha pasado el coronavirus después de 25 días ingresado en el hospital, es de los pocos vecinos que ve acertado que el distrito pueda acabar siendo confinado, aunque lamenta que "por culpa de uno" paguen el resto.
"Ayer le dije a uno del bulevar que se pusiera la mascarilla, me dijo que qué le importaba su vida y le dije que esto era por mi salud, la de mi nieta y también por la suya y la de los demás", cuenta con impotencia.