La nueva síndica de Ciudadanos en les Corts, Ruth Merino. EFE/Ana Escobar.
La nueva síndica de Ciudadanos en les Corts, Ruth Merino, afirma transcurrido un mes desde la marcha de su antecesor, Toni Cantó, que en el grupo hay un clima "tranquilo después de las convulsiones sufridas", y asegura: "Ha sido como pasar página, renovarse un poco y coger nuevo impulso".
Merino (Castelló, 1970) señala en una entrevista con la Agencia EFE que asumir este cargo es un "reto complicado, porque es una responsabilidad muy grande", pero no considera que sea un "regalo envenenado", ya que tiene "muchas esperanzas" en que los 18 diputados del grupo harán "un buen trabajo".
EL QUE HA CAMBIADO ES CANTÓ
Afirma que, "sinceramente", no sabe cómo reaccionará el electorado de Cs a la decisión de Cantó de dejar el partido y luego sumarse a las listas del PP para las elecciones madrileñas, aunque entiende que apreciarán la "incoherencia" de un comportamiento que ha "sorprendido" en la formación naranja.
Preguntada sobre si lo que ha hecho Cantó puede repercutir en la imagen de Cs, la síndica sostiene que "Ciudadanos no ha cambiado, está igual que hace un mes; el que ha cambiado es Toni Cantó, por lo que si a alguna imagen tendría que afectar es a la de él, no a la de Cs".
Sobre el perfil que quiere tener como síndica, señala que, aunque cada persona tiene su forma de ser y la aplica en el trabajo, no hay que olvidar que Cs es un partido "de centro, moderado y con medidas sensatas", algo que a ella no "cuesta nada", porque es así.
SIN AMENAZA DE FUGAS
Merino asegura que, aunque no tiene "una bola de cristal", no ve "amenazas de fuga" en su grupo parlamentario, donde percibe a sus componentes "muy implicados y muy contentos", y centrados en presentar iniciativas y hacer oposición en lo que queda de legislatura.
Insiste en que su grupo, el tercero en número de diputados de Les Corts, es "muy potente" y cuenta con gente "muy preparada", y confiesa que "lo más fácil" en las dos semanas que lleva como síndica ha sido, pese a que pensaba que "no lo iba a ser tanto", crear un clima de trabajo tranquilo.
Frente a quienes puedan ver a Cs como un partido amortizado, Merino asegura que "no es así", sino que tiene "mucho futuro" porque es una formación política "cada vez más necesaria" y que está haciendo "un buen trabajo".
"Estar en el centro nunca ha sido fácil y ahora tampoco lo es", admite Merino, quien pide a los afiliados que "no se desencanten", porque "queda mucho por hacer", y aunque no estén de acuerdo con alguna cosa concreta que haya hecho el partido, sus pilares son "los mismos por los que se afiliaron y hay que seguir con la misma ilusión".
¿CANDIDATA A LA GENERALITAT? POR QUÉ NO
Preguntada sobre si se ve optando a la presidencia de la Generalitat en las próximas elecciones autonómicas, Merino, que entró en política hace dos años, confiesa que no se lo había planteado, pero afirma: "¿Por qué no?".
"Hace cuatro años nadie me diría que iba a ser diputada, ni hace mes y medio que iba a ser síndica del grupo, así que no descarto nada", señala Merino, quien asegura que está disfrutando con lo que hace y le parece un trabajo "muy reconfortante y que tiene una recompensa de servicio público".
MANO TENDIDA
Sostiene que su forma de actuar será la misma que la de su antecesor, es decir, "mano tendida al Gobierno para mejorar cualquier iniciativa que lleven a cabo", como hicieron con los Presupuestos de la Generalitat para 2021, pero "firmes ante los nacionalismos, ante el populismo y ante su falta de gestión".
"Siempre que nos permita el Botànic entrar, aun a costa de que los socios del PSPV no estén muy de acuerdo, estaremos encantados de estar ahí", señala Merino, quien admite que siguen percibiendo "de vez en cuando" el resquemor de Compromís y Unides Podem, que "no están cómodos con que Cs esté en esa suma, intentando atraer al PSPV al centro".
Sobre la relación con el resto de grupos parlamentarios, asegura que es "buena" con todos, aunque "evidentemente va a ser más fácil siempre con el PP o con el PSPV que con los partido que están en los extremos", y asevera que no le cuesta "ningún esfuerzo" sentarse a hablar y negociar.
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