Querido Dámaso:
Anoche o mejor esta
madrugada viendo un programa de TV que se llama “Hay una cosa que te quiero
decir”, donde van muchas personas buscando a sus padres biológicos, otros dando
gracias y pidiendo perdón a las personas y otros a cacarear sus vergüenzas ante
todo el mundo, me sorprendió una declaración de una presentadora de radio y
televisión, que fue invitada a ir al programa sorpresa, a la que solo conocía
de oídas que hizo unas afirmaciones contundentes respecto a la salida de la
crisis. “¡Que de ésta salimos amando!, solo tengo una manía ¡HAY QUE AMAR MÁS!
Qué alegría me dio oír
una buena noticia en televisión, qué
pena que no repita esa noticia a todas las horas del día y de la noche.
Hay que amar más. Por fin alguien mete el dedo en la llaga, por fin alguien se
atreve a decir la verdad, por fin una periodista piensa en positivo y lo hace
de tal manera que inunda el final de un programa amando.
Muy bien Cristina,
muy bien. Pero entre tanta alegría, me invade la tristeza cuando escribes
cartas de amor, ante tu desamor y nadie te contesta. Cuando pides entrevistas
para decir lo que esta pasando y nadie te escucha. Cuando envías correos
electrónicos con nombres y apellidos, a políticos que te conocen y nadie te
responde. Cuando las mentiras de la gente son tan grandes que el amor se queda
en “si lo hubiera sabido antes”, “si me lo hubieras dicho antes, ahora no se
puede hacer nada”. Quizá esto dé risa y sea motivo de mofa… pero es real como la vida misma.
Qué tristeza cuando
ves que estás rodeado de mentira, qué tristeza cuando por culpa del desamor ves
que todo el mundo te desea suerte en
los tribunales, qué tristeza
cuando nadie puede hacer nada por nadie y los casos de corrupción siguen en
aumento, las mentiras siguen fluyendo de las bocas poderosas, los agravios
siguen machacando sin piedad. Los juzgados siguen sin dar abasto, las
corruptelas siguen flagelando las empresas y las personas. Los defraudadores se
visten de deportistas de élite, y el desamor es un gran aliado para que en este mundo reine la mentira,
la falsedad, la coacción y el abandono.
Qué grande salir de
la crisis amando. Ya lo dice el
Evangelio en Mateo 13: “El que tiene oídos para oír, que oiga”. “Pero ¿con qué
compararé esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las
plazas, se gritan unos a otros diciendo: os hemos tocado la flauta y no habéis
bailado, os hemos entonado endechas y no os habéis lamentado”. Grandes avisos.
Querido Dámaso, el
amor todo lo puede y como todo lo puede, por amor hay que empezar a decir la
verdad, hay que empezar a denunciar los engaños, hay que empezar a dar nombres
y apellidos de los que abusan de sus puestos de poder para engañar, hay que dejar
las cosas en su sitio y sobre todo hay que ser coherentes: ¡No se puede estar
siempre mintiendo!
“Yo fui lo que tú
eres, tú serás lo que yo soy” observemos con tranquilidad la vida, observemos
el desamor de las personas, y demos un compás de espera al amor. Abraham
Lincoln nos dijo entre otras
cosas: “Se puede engañar a todo el mundo alguna vez, se puede engañar a algunas
personas todo el tiempo… pero no
se puede engañar a todos todo el tiempo”.
Dámaso y Cristina,
tomemos hoy la dosis de amor contra el desamor, pongamos las cosas en su sitio,
y “sin prisa, pero sin pausa” vamos a seguir luchando para quitar caretas,
dejar a cada cual en su lugar y empezar trabajar para que el amor verdadero
cure a la crisis de todas las mentiras que nos están acechando.
Menos mal que Rajoy
y Rubalcaba, han comenzado la “luna de miel”. ¡Feliz viaje de novios!
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