El presidente de la Generalitat, Ximo Puig. /EFE El president de la Generalitat, el socialista Ximo Puig, ha defendido que la implantación del grado de Medicina en la Universidad de Alicante (UA) responde a una “demanda sanitaria” y a la necesidad de formar a más médicos.
Así lo ha asegurado Puig a preguntas de los periodistas ante la noticia de que el Consejo Social de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche haya dado luz verde al rector de la institución docente, Juan José Ruiz, para recurrir la implantación de este grado.
Lo ha dicho con motivo del acto de la firma del protocolo que compromete a la Generalitat Valenciana a saldar la deuda histórica de 43 millones de euros con el municipio por adquirir en su día los terrenos de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche.
Según el jefe del Consell, las universidades públicas están para “cooperar” y “no para enfrentar” y en ningún momento quiere confrontación entre la UA y la UMH, que desde el principio se ha mostrado en contra de un nuevo grado de Medicina.
“Nuestra decisión responde a la necesidad social”, ha subrayado.
En este sentido, el pasado mes de julio el rector de la UMH aseguró que esta implantación en la UA “alarma y preocupa” ya que puede “afectar” en el futuro a los estudios en la UMH, más en concreto a los alumnos de esta titulación.
Además, afirmó que la política universitaria “está siendo errante y en estos tiempos convulsos sentimos la fragilidad del sistema universitario, como una amenaza a la universidad pública”.
Por otra parte, los propios alumnos de Medicina de la UMH que se imparte en el campus de Sant Joan d’Alacant de la UMH, a solo 10 kilómetros de la UA, señalaron que en su día la decisión “contradice” el compromiso de la Conselleria de Universidades de elaborar un mapa de titulaciones para “garantizar una correcta oferta de estudios universitarios”.
Aseguraron que, si ya existen recursos limitados para distribuir a los estudiantes actuales, esta situación se “agravará” al ampliar las plazas de estudiantes sin que haya un aumento de centros sanitarios adaptados a la docencia.
Este exceso de estudiantes, apuntaron, puede provocar “malestar” en los propios pacientes, que pueden sentirse “incómodos” a la hora de asistir a un centro médico. La decisión de la implantación del grado “no sólo no supone un beneficio para los pacientes sino que puede llegar a perjudicar su privacidad y, con ello, la relación médico-paciente”.
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