Imagen de la entrada a la Audiencia de Alicante.EFE/ Manuel Lorenzo/Archivo
La Fiscalía de Alicante ha pedido este lunes 18 años y cinco meses de cárcel para un hombre al que considera probado que utilizaba su arma, a menudo montándola y descargándola en su presencia para humillar, amenazar y doblegar su voluntad para agredirle sexualmente.
La acusación pública ha mantenido en el juicio ante un tribunal de la Sección Primera de la Audiencia de Alicante la solicitud inicial dado que el encausado no ha admitido los hechos ocurridos durante 17 años, entre 2004 y 2021 en Cañada. Por su parte, el acusado ha negado los hechos y ha pedido la libre absolución antes de que el juicio quedara visto para sentencia.
La fiscal ha considerado probado ese trato vejatorio, las humillaciones, amenazas y el control acérrimo que ejercía sobre la víctima, el cual se manifestaba a través de expresiones como “puta”, “hija de puta”, “no vales para nada”, “dónde vas a ir sin mí” o con advertencias como “ya sabes lo que hay debajo de la cama”, en alusión al arma de fuego que escondía bajo el colchón para forzarla a mantener relaciones sexuales.
Además, según la representante del Ministerio Público, el acusado se dedicaba a montar y desmontar el arma, y a cargarla, para amedrentar a la mujer.
La víctima ha señalado que no había presentado denuncia antes de 2021 al sentir temor de las consecuencias que podía acarrearle y que solo acudió a la Guardia Civil, aconsejada por su hija, al ver que el acusado no estaba dispuesto a iniciar el proceso de divorcio. Su versión ha contado con el respaldo de su hija y por los audios aportados por ella con grabaciones del trato vejatorio, que se intensificó entre 2019 y 2021.
La verosimilitud de las acusaciones también había quedado confirmada por los partes médicos que reflejan las agresiones, como la rotura de un dedo, y por los informes periciales psicológicos que se le practicaron.
Frente a la versión de la fiscalía, a la que se ha adherido la acusación de la víctima, la defensa ha solicitado la libre absolución del procesado al negar éste los hechos y sostener que poseía armas porque había sido cazador, que había dejado esa afición hace 15 años y que tenía las armas guardadas en su cajetín, algunas de ellas con un cierre provisto de código de seguridad, en un altillo.
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