Yolanda Sánchez. EPDA Soy consciente que las mujeres han sido importantes a lo largo de la historia. Esto hay que reconocérselo. Que han existido y existen mujeres que han hecho cosas importantes para ellas, para otras mujeres y para la humanidad, en general. Por eso, pienso en mujeres como Marie Curie, Clara Campoamor, o Anna Lluch. Mujeres que como ellas inspiran, antes y ahora, a muchas más.
Pero déjenme que, en este espacio me permita reflexionar sobre todas aquellas mujeres que, sin necesidad de ser grandes científicas o impresionantes políticas y oradoras, se sobreponen a todo y, de manera cotidiana, casi en silencio, hacen del universo un mundo un poco mejor. Mujeres activas, que se levantan cada día y cuidan de su entorno, de sus seres más próximos. Tal vez esa mujer que diariamente levanta, muy temprano, la persiana de un pequeño comercio o un pequeño negocio de hostelería. Permitiendo, así, que Albalat sea, cada día, un poquito más activa.
Permítanme que aproveche estas líneas para reconocer la labor de esas mujeres incansables que, de manera, casi anónima, día a día, hacen de nuestras vidas, algo mejor. Y no sólo las que tienen un pequeño negocio, también, aquellas mujeres trabajadoras, que encontramos en los diferentes espacios públicos Centro Cívico y Social, el Ayuntamiento, Espai Cultural, Biblioteca, Correos, Centros Escolar y Sanitario…
Todas ellas, así como aquellas que, aunque no trabajen de manera remunerada, son imprescindibles en nuestras vidas. Todas las mujeres que sin casi apreciarlo me transforman diariamente, me hacen ser mejor persona.
Por todo ello, sí, hay que reconocer la labor de las mujeres, las grandes mujeres, que han transformado y transforman, y han mejorado y mejoran nuestras vidas. Pero votar, votamos sólo en algunas ocasiones. Pero, tener la valentía de levantarse cada día y ayudar a las demás personas diariamente y siempre con una sonrisa en los labios o una palabra amable, eso, eso no tiene precio.
Por esa razón, DISCULPENME sí aprovecho para dedicar este artículo a todas esas mujeres anónimas que transforman cotidianamente el mundo, nuestro mundo, mi mundo. Y decirles:
¡Desde Albalat dels Sorells, os doy las Gracias!
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