Fernando de Rosa. EPDA La Comunitat Valenciana lidera el aumento de deuda en España motivado, sin duda, por una infrafinanciación que lastra nuestra economía. Pero el gobierno del Botánico que llegó al poder a lomo de las pancartas reivindicativas, ahora se muestra sumiso a los menosprecios que desde la Moncloa se producen día sí y día también.
Hay que recordar que la Ministra de Hacienda, Mª Jesús Montero, en octubre de 2020 aseguró que se incluiría en los Presupuestos del Estado de 2021 las necesidades de financiación que padecía la Comunitat, asegurando que cumpliría el acuerdo de investidura alcanzado con Compromís.
En la actualidad, hemos podido comprobar todos los valencianos que seguimos con la deuda al cuello, que Compromís no sirve como partido que consigue beneficios para los valencianos, plegándose a las órdenes del PSOE y de Podemos, y que el presidente Ximo Puig se comporta como un simple representante del Gobierno central y no como defensor de nuestros intereses.
Se han guardado las pancartas en los armarios, seguramente preparadas para volverlas a sacar cuando gobierne el PP, tanto en la Comunitat, como en España, haciendo realidad la frase del conseller Soler: “Podemos ser comprensivos con el gobierno, pero la paciencia tiene un límite”. Es decir, ahora toca ser comprensivos con el gobierno pero la paciencia la perderán cuando haya otro gobierno. Realmente este gobierno “botánico” ha quedado retratado cuando han sido sumisos y obedientes ante la visita de la ministra Montero al Palau de la Generalitat, limitándose a ponerle la alfombra y a callar. La cara del President tenía la misma expresión de sumisión que ponían los jornaleros cuando eran visitados por los amos de las tierras y que tan bien quedó reflejado en la película “los Santos Inocentes”, llegando a afirmar el conseller Soler, que no hay que crear “falsas esperanzas”. Para Rajoy pancartas y para Sánchez cabeza baja.
Mientras tanto, sí que hay dinero para regar con fondos públicos a entidades que lanzan soflamas antiestatutarias, al perseguir fines catalanizadores en nuestra Comunitat y que defienden el “procés” independentista catalán. Hasta 1.600.000 € se han repartido entre asociaciones de la órbita de Acció Cultural del País Valencià, fundamentalmente, desde la Conselleria de Educación, mientras que Marzà prevé reducir aulas en 212 colegios públicos de infantil y primaria, iniciando una política de recortes en la educación con la excusa de la baja natalidad. ¿Qué habrían dicho Puig y Oltra si estos recortes los hubiera hecho el PP? Sin duda, habrían sacado las pancartas.
En definitiva: no tenemos dinero, recortamos pero financiamos a los “amiguetes”, toda una burla para los valencianos.
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