Nido de ametralladora en el área del Clot del Moro. EPDA El nombre de Sagunt evoca romanidad. La capital del Camp de Morvedre es conocida por su patrimonio romano y, en segundo término, por su bien conservada judería. Pero la antigua Saguntum también ha sido testigo de acontecimientos históricos más recientes que han dejado huella en la ciudad y sus inmediaciones. La Guerra Civil Española es, sin duda, uno de los más importantes.
Eduardo Bravo y José Ángel Baños dedican su tiempo libre a estudiar y divulgar los vestigios de este conflicto en la comarca. Fruto de su labor de investigación junto a otros compañeros han podido recopilar en un catálogo gran parte de los restos de estructuras militares de aquel período, que se ven relegados a un segundo plano y eclipsados por el patrimonio de otras épocas. “No se les da tanto valor, casi nadie está al corriente de su existencia o no sabe identificar exactamente de qué construcciones se trata, aunque poco a poco se van conociendo”, explican.
Las antiguas fortificaciones defensivas ubicadas en Sagunt se hallan en zonas marginales que no han sido explotadas para uso urbanístico, especulativo o agrícola y no están acondicionadas: en ellas se acumula la basura, crece vegetación de forma incontrolada, se arrojan neumáticos, se pintan graffitis… Sería fácil limpiarlas y aprovechar los accesos para crear una especie de ruta explicativa, pero según Bravo y Baños “no hay voluntad política”.
Ambos lamentan que la administración pública no se encargue de proteger este patrimonio que podría aprovecharse no sólo a nivel histórico, sino también turístico. “Se ha salvado de milagro y hay cosas que, de hecho, se han perdido”, explican. Aunque el área del Grau Vell, por ejemplo, está catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC) por su interés arqueológico, lamentan que hasta ahora “no ha habido protección real, sólo sobre el papel”.
Sin embargo, no pierden la esperanza y creen que más pronto que tarde se dará algún paso adelante, ya que se intuye algo más de interés por parte de las instituciones. Consideran que “las últimas modificaciones de las leyes en materia de patrimonio histórico brindan una pequeña esperanza para que nuestro patrimonio sea protegido y conservado”. Los investigadores aspiran a que exista en la ciudad un centro de interpretación similar al que se halla en Almenara.
En los presupuestos que el Ayuntamiento de Sagunt ha presentado para el año 2020 se contempla una partida específica de 20.000 euros para la recuperación de los vestigios del Grau Vell, el Clot del Moro y el Palancia. Tal y como explica Guillermo Sampedro, concejal encargado del área de memoria histórica y democrática en Sagunt, también se pretende colocar señales y paneles informativos además de impulsar rutas guiadas para dar a conocer este patrimonio. “Estamos negociando con la Autoridad Portuaria de València para que rehabiliten la batería de costa del Grau Vell”, ha asegurado.
Grau Vell
Sagunt fue un enclave estratégico durante la Guerra Civil por su ubicación costera cercana a València y la producción siderúrgica de los Altos Hornos y, por ello, un objetivo de primera magnitud el año posterior al golpe de Estado. La ciudad formaba parte del llamado ‘muro Mediterráneo’ o ‘línea de defesa de costas’, una línea de fortificaciones defensivas en el litoral del este de la Península Ibérica que tenía como fin protegerse de los ataques de las embarcaciones del bando nacional. Aunque en esta zona no hubo batallas en tierra, sí se avistaron buques y aviones nacionales procedentes de la base italiana en Mallorca a los que se opuso resistencia con poco éxito.
Prueba de estos enfrentamientos son los valiosos restos arqueológicos que todavía pueden encontrarse en la zona del Grau Vell: cuatro barbetas donde se ubicaban cuatro piezas de artillería de gran calibre acompañadas de dos almacenes de munición por barbeta y otros dos almacenes generales bunkerizados de mayor tamaño en la línea trasera. Unas construcciones que datan del año 1937 y que siguieron operativas en los años 40 por el temor de Francisco Franco a una posible invasión extranjera.
Sin embargo, los vestigios del Grau Vell podrían estar en peligro y verse dañados en los próximos meses. Eduardo Bravo y José Ángel Baños temen que el Plan de Acceso Ferroviario al puerto de Sagunt pueda perjudicar de forma indirecta a estos restos de la Guerra Civil. “Estamos preocupados porque esta zona se contempla como área auxiliar y, aunque no se vaya a construir nada encima directamente, se pueden colocar aquí materiales y grava que afecten al yacimiento”.
Línea Intermedia
En la comarca también se conservan restos de la Línea Intermedia, que reforzaba a nivel terrestre la famosa XYZ situada al norte y que complementaba también a la Línea Inmediata en la zona entre El Puig y Riba-roja del Túria. Una triple barrera cuyo objetivo era proteger la ciudad de València para evitar que cayera en manos de las tropas franquistas en plena batalla de Levante, tras la caída de Castellón de la Plana el 14 de junio de 1938.
En Sagunt se halla una cantidad nada desdeñable de antiguos nidos de ametralladoras pertenecientes a esta línea defensiva en el área del Clot del Moro, el Castillo, la Montaña Ponera, el Cabeç Bord o en los bordes del río Palancia. El Ejército Popular aprovechaba la naturaleza abrupta del terreno para defenderse, de ahí que encontremos estas estructuras en los promontorios desde los cuales se tenía una visión privilegiada ante posibles ataques del enemigo. En la vertiente norte del Castillo se conservan los restos de un observatorio de dos visores que permitía controlar las montañas de los municipios de Gilet, Albalat y Petrés además de la partida de Montíber, Les Valls y Almenara.
Los restos de nidos de ametralladora están relativamente bien conservados, aunque presentan daños porque, entre otras cosas, se realizaron voladuras en la posguerra para extraer el hierro de su interior.
“La gran olvidada”
Sagunt formaba parte de la zona de retaguardia, pero “no fue la típica ciudad feliz”. La suciedad se acumulaba en las calles, hubo cortes de luz y agua, y los bombardeos obligaron a evacuar a parte de la población, que tuvo que refugiarse en otros municipios; una medida que evitó la muerte de cientos de saguntinos. Saguntinos valientes, que continuaron trabajando en las fábricas a pesar de los ataques. Por este motivo, Juan Negrín, el presidente del Gobierno de la II República, les concedió un reconocimiento en 1938. Paralelamente, algunos talleres siderúrgicos se trasladaron a Cieza, en la Región de Murcia, aunque de este episodio apenas se conserva documentación.
Para Bravo, “Sagunt es la gran olvidada de la guerra”. La ciudad cuenta con una rica historia, de amarguras pero también de coraje en tiempos difíciles. Y sobre todo de resistencia ante aquellos que se habían alzado en armas contra la legalidad democrática. Prueba de ello son estos vestigios que, pese a hallarse tan cerca, son desconocidos todavía para muchos. Por ello es necesario darlos a conocer, identificarlos, explicar la historia que hay detrás tanto a adultos como a jóvenes, y concederles el valor que se merecen.
Plan de acceso ferroviario al Port de Sagunt
Además del deterioro de los materiales por el paso del tiempo, la invasión de vegetación salvaje o los vertidos de residuos industriales y particulares, los restos arqueológicos de la zona del Grau Vell se ven amenazados por otro factor clave: el proyecto de ampliación de la red ferroviaria de la línea València-Tarragona hacia el puerto de Sagunt impulsado por la Autoridad Portuaria de València. Aunque el área está declarada como Bien de Interés Cultural (BIC), el estudio ambiental publicado en 2014 señala que la parte norte del yacimiento se verá afectada indirectamente. Por ello, los expertos reclaman que se amplíe, se concrete y se garantice la protección de estos vestigios supervivientes, que deberían constar en el Catálogo de Patrimonio del Ayuntamiento de Sagunt.
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