Virgen de los Desamparados
Virgen de los Desamparados
Virgen de los Desamparados
Virgen de los Desamparados
Virgen de los Desamparados
La
advocación e imagen de la Virgen de los Desamparados ha sido tenida
tradicionalmente en Valencia como especial protectora contra grandes
tribulaciones y necesidades de la ciudad de Valencia, especialmente en casos de
guerra, sequía o epidemias de peste, sobre todo en las de los siglos XVII,
XVIII y XIX.
Esta
especial protección de la Virgen sobre la ciudad fue reconocida por el
Ayuntamiento de Valencia en su sesión de 28 de junio de 1809 a raíz de la
invasión francesa, cuando las tropas de Napoleón levantaron el cerco y se
huyeron “vergonzosamente”, gracias a “la protección de Nuestra Señora, la
Virgen de los Desamparados”. Instituyó el propio Ayuntamiento que todos los
años el 28 de junio se celebrara una Misa de acción de gracias y en cualquier
otro festivo procesión general. Además aprovechó para declararla “Generala y
Generalísima de la Ciudad y Reyno de Valencia a la Virgen de los Desamparados y
siempre que salga en procesión que lerindan honores militares y se dispare la
artillería el Baluarte”
Han sido muchas las epidemias
que asolaron la ciudad a lo largo de la historia, a destacar entre ellas las
bubónicas de 348, 1349,1450, 1459-1466,1475-1478, 1489, 1508, 1519, 1523,
1532,1557-1559,1647-1648 y las "epipandemias" autóctonas, como la del
cólera o fiebres amarillas de 1834, 1854, 1855, 1859, 1860, 1865 y virus de la
gripe en 1918.
En los
Anales de P. Falcó, obrantes en la Biblioteca Universitaria de Valencia
(M.204), donde se relata que el 19 de abril de 1632, fiesta de San Vicente
Ferrer, el rey Felipe III visitó Valencia y asistió a misa, junto con los
Infantes en la capilla externa de la Catedral, donde se veneraba su imagen, que
ya tenía fama de milagrera. El monarca quedó impresionado, al tiempo que
asombrado por la pequeñez de aquella capillita, la cual calificó de mezquina.
En 1640,
el mismo Rey ordenó que la imagen de la Virgen de los Desamparados fuera sacada
en procesión de rogativas cuando la Nación lo necesitare o por grandes
tribulaciones y necesidades de la ciudad de Valencia. Las rogativas duraban
tres días. La procesión con la imagen de la Virgen consistía en llevarla desde
la Catedral a la Iglesia del Cristo del Salvador, donde hacía estación y
regresar a la Catedral, donde se oficiaba una Misa con sermón y se cantaba las
letanías de rigor, siendo luego devuelta la Virgen a su capillita.
En 1647, una epidemia de
peste, que llegó en un barco al puerto de Valencia desde Argel, asoló el
territorio valenciano dejando 18.000 muertos. Quedó afectado el propio virrey
de Valencia, Duarte Alvarez de Toledo, Conde de Orpesa, quien dispuso que se
sacara, como lo había ordenado el Rey, la imagen de la Virgen en procesión, la
cual, fue llevada a su habitación en el Palacio Real. Según cuenta Teobaldo
Fajarnés, "a los pocos días una abundante lluvia satisfizo los deseos de
muchos, que hacía más de ocho meses que la esperaban; y la epidemia fue cesando
hasta quedar extinguida". El virrey curó de su enfermedad, la ciudad de
Valencia quedó libre de la peste y en la catedral fue organizado y celebrado un
Te Deum en acción de gracias por lo que consideraron milagroso hecho. El Conde
de Orpesa había hecho promesa de si sanaba impulsar niciar la construcción de
una Capilla digna de la Virgen.
En 1756,
una plaga de langosta procedente de Portugal arrasaba los campos valencianos y
amenazaba con acabar con toda vegetación. Hubo rogativas y procesión con la
Virgen y un fuerte viento arrastró la plaga y la hizo desaparecer de los cielos
de Valencia.
En 1804,
otra epidemia de peste, la fiebre amarilla, que procedente de América entró en
España por Cádiz, se cernió sobre el territorio valenciano, convocándose de
nuevo a rogativas, fue sacada en procesión de rogativas la imagen de la Virgen
de los Desamparados, a la que se atribuyó el cese de la pandemia.
En 1834,
una epidemia de cólera morbo, procedente de la India, azotó de nuevo el
territorio valenciano. El primer caso confirmado fue el 3 de julio, un marinero
del Grao y lo atendió el Hospital General. Se extendió la epidemia por agosto y
septiembre. Hubo 5.427 fallecidos. Se organizó procesión de rogativas con la imagen
de la Virgen de los Desamparados a la Iglesia del Salvador. Al cesar la
epidemia se organizó grandes fiestas en acción de gracias.
En 1854, hubo
dos oleadas de epidemia de cólera, una en agosto procedente del norte
peninsular entró por Castellón, otra en octubre la trajeron dos individuos de
Alicante. Esta segunda fue más fuerte con 1.915 muertos. Estragos y procesión. Se
hizo una procesión de rogativas con la Virgen similar a la del Corpus, con
asistencia de Autoridades y Tropas, que rindieron honores
"correspondientes a la alta dignidad de capitán general de ejército de que
se halla revestida", se leía en la Orden General de Capitanía de 18 de
noviembre. Hubo más de un millar de muertos. Finalizada ésta, el Ayuntamiento
organizó grandes fiestas.
En 1855,
de nuevo apareció el cólera en Valencia en agosto y septiembre resultando 2.973
fallecidos. En 1859, el cólera se hizo presente de nuevo portado por los
soldados que venían de la guerra de Marruecos entre septiembre y noviembre con
19 fallecidos. En 1860, agosto también, el cólera causó 570 fallecidos.
En 1865, la epidemia de
cólera fue más terrible. De nuevo un marinero, procedía en esta ocasión de
Alejandría. Los fallecidos de agosto a noviembre fueron 4.027. Hubo de nuevo
procesión de rogativas y fiestas de acción de gracias al cesar.
En 1884, hubo dos epidemias, una de langosta y
otra de cólera. La de cólera tuvo origen en Tolón y llegó a Alicante por mar
desde Marsella, aunque se le denominó calenturas palúdicas. En diciembre
la epidemia de cólera estalló en Beniopa. El Dr. Ferrán comenzaba a
experimentar una vacuna que había creado contra dicha epidemia, mientras que en
Valencia se organizaba procesiones de rogativas con la Virgen, en esta ocasión revestida de manto dorado. Un mes después cesaron las
epidemias. Se organizó grandes fiestas en acción de gracias.
En 1885, otra epidemia de cólera, que llegó a
la península por el puerto de Alicante, siendo Novelda y Elx las poblaciones
más afectadas. El gobernador utilizó las tropas de filtro para que nadie de
Alicante pasara a Valencia, pero algunos contagiados alcanzaron Xàtiva y
Russafa, pasando la epidemia a 67 pueblos de la provincia. La gravedad de la
epidemia se tradujo en una veintena de muertos diarios y un saldo oficial de
4.000 y en toda la región unas 30.000 personas. En esta epidemia actuó el
doctor Jaime Ferrán, a requerimiento de las autoridades. Había sido el
descubridor de la vacuna anticolérica, contra el carbunco y el mal rojo del cerdo.
Hizo vacunaciones masivas, unas 50.000, siendo la primera vez que se hacía una
operación de este calibre contra el cólera. Aconsejó a las autoridades que no
establecieran cordones sanitarios y criticó a las mismas, por
su lentitud en reaccionar y la poca colaboración que prestaban en la resolución
del problema.
En la segunda mitad de marzo, la epidemia de
cólera se hizo presente en Xàtiva, procedía de Gandía, pero las autoridades
quisieron ocultarlo diciendo que se trataba de una enfermedad sospechosa, la
gente sufría muchos cólicos. Tal enfermedad se propagó a Alzira y otros pueblos
de La Ribera. En abril, se celebró las fiestas de
san Vicente Ferrer, la gente participó en masa en ellas. Durante ellas, estalló el primer caso de
cólera, una mujer que murió. Por
esos días, llegó la noticia de que el Papa había concedido el título de Patrona
de Valencia a la Virgen de los Desamparados. En mayo hubo fiestas a la Virgen,
la gente salió en masa. Durante la procesión corrió la noticia de que una
familia estaba contagiada de cólera.
En junio comenzó a cundir el pánico, aunque las
fiestas de Corpus no fueron suspendidas, realizándose con poco
entusiasmo. Al final de mes el cólera había inundado completamente la
ciudad. Los políticos enfrascados con sus luchas grupales seguían sin tomar
decisiones contundentes hasta el mes de julio. Llegaron contagiados de
Torres-Torres, huyendo del cólera en aquella población y trabajadores del
ferrocarril de Buñol que difundieron la epidemia. En Agosto quedó limpia la ciudad de cólera, el
15 de agosto, el día de la Asunción de la Virgen, “el pueblo impaciente celebró
a su manera la desaparición de la epidemia” y se inauguraba el nuevo servicio
de tranvías. El balance de la epidemia en Valencia ciudad con un censo de
170.000 habitantes fue 39.494 afectados y 12.940 defunciones.
Durante esta epidemia, destacó en la ayuda social
y caritativa la Asociación de Beneficencia de Nuestra Señora de los
Desamparados “estableciendo cocinas económicas, en las que mediante bonos de a
real se facilitó a los pobres excelente comida de carne, tocino, arroz,
garbanzos patatas y pan. Repartió desde el 2 de Julio hasta el 13 de Setiembre
62.643 raciones. Como donativos voluntarios se recaudaron 6.825 pesetas, y la
venta de los bonos produjo 14.910´75 pesetas, dando un total de 21.735´75… En
todos los distritos se fundaron juntas de beneficencia, que repartieron
raciones, ropas y otros auxilios. Al final se recaudó 100.927 pesetas”, una
fortuna para la época. Además, se fundó el Asilo de lactancia san Eugenio. No
todo iba a ser procesiones.
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