La Unió de Llauradors denuncia
robos de madera de olivo en la comarca del Maestrat, concretamente ya se
conocen dos casos en la localidad de Peñíscola, e insta a una mayor vigilancia
y control para perseguir estos casos.
El primer robo lo detectó el propietario de una
explotación familiar en la partida de Poaig de Peñíscola tras producirse un
incendio por la zona. Allí pudo observar estupefacto como le habían cortado con
motosierras una docena de árboles para llevarse sus grandes troncos pues se
trataba de árboles centenarios.
Ahora se ha vuelto a conocer un segundo caso
también en esta localidad del Baix Maestrat y el procedimiento ha vuelto a ser
el mismo. En los árboles dejan simplemente las partes más pequeñas y se llevan
todo lo más grande. Las sospechas apuntan a que se pretende aprovechar
comercialmente la madera para la producción de artesanía y decoración, un
mercado al parecer en creciente auge. El precio que se paga por los restos de
poda de olivo no es el mismo para leña que para artesanía y ahí parece radicar
el origen de los robos.
Se trata de árboles ya centenarios y por tanto
protegidos por la Ley
4/2006 de Patrimonio Arbóreo Monumental de la Comunitat Valenciana
que declara protegidos genéricamente, sin necesidad de resolución
singularizada, los ejemplares de cualquier especie arbórea existente en la Comunitat Valenciana
que igualen o superen uno o más de los siguientes parámetros: 350 años de edad,
30 metros
de altura, 6 metros
de perímetro de tronco, medido a una altura de 1,30 m de la base o 25 metros de diámetro
mayor de la copa, medido en la proyección sobre el plano horizontal.
La Unió aconseja en primer lugar a los propietarios
afectados denunciar este tipo de robos ante el Seprona y a las fuerzas de
seguridad o policías a extremar la vigilancia en las zonas rurales para
evitarlos. Del mismo modo insta a las autoridades competentes a perseguir este
tipo de delitos que muy posiblemente corra a cargo de mafias organizadas para
un mercado de la madera en auge.
Ramón Mampel, secretario general de La Unió de Llauradors, señala
que “hace tres años ya sucedieron unos hechos similares cuando se arrancaban
olivos viejos de fincas sin permiso de sus propietarios, pero hicimos una
denuncia pública y frenamos la práctica. Esperemos que ahora pase lo mismo y no
se convierta en un expolio. Son olivos vivos en producción que se arrancan sin
ningún tipo de miramiento ante la impotencia de sus legítimos propietarios
quienes ven como lo que se ha conservado generación tras generación desaparece
en unos minutos".
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