En apenas unos días se cumplirá un año desde que las noticias sobre la Covid-19 comenzaran a aparecer de forma recurrente en los medios de comunicación nacionales. Aquellos días, vistos ya con perspectiva, estuvieron cargados de incertidumbre y se dio rienda suelta a todo tipo de presagios sobre la enfermedad. Doce meses después, si algo queda claro es que ni los augurios más pesimistas se acercaron a reflejar una situación como la que se ha vivido en el último año.
Vivir al margen de la pandemia y de sus consecuencias ha sido y es imposible, por ello no es extraño detectar con cierta asiduidad conflictos surgidos de la realidad dibujada por la Covid-19. Se ha hablado mucho sobre aspectos económicos, negocios de una vida que dieron en 2020 sus últimos pasos; laborales, trabajadores que han sufrido en primera persona procesos de ERTE o incluso ERE, y sanitarios, protagonistas directos de la información diaria. Pero quizá no se ha otorgado la suficiente importancia a los problemas familiares que han atravesado muchos españoles a raíz del confinamiento y los meses posteriores.
¿Cuáles son esos problemas?
Mientras la vida se paraba momentáneamente en los meses de marzo, abril y mayo, “los contratiempos de algunas parejas se acentuaban”. Así lo explica la letrada valenciana Carolina Torremocha, especializada en derecho familiar, que reconoce “haber notado un incremento en el número de separaciones y divorcios de parejas jóvenes, con niños muy pequeños” en los últimos meses, especialmente “una vez se inició el verano y la famosa desescalada”.
En algunos casos, de hecho, se trata de parejas con “bebés en periodos de lactancia que no alcanzan los dos años”. Este ejemplo es solo una mera muestra de que uno de los conflictos más habituales en los últimos meses en lo que a derecho de familia respecta está siendo “el régimen de guarda y custodia de los hijos, así como la distribución del uso de la vivienda y el reparto de gastos”. Algo que, aún así, considera “no haber cambiado” respecto a la vida anterior a la pandemia.
En cualquier caso, sí que reconoce que ha aparecido una nueva cláusula que no existía en los convenios reguladores de mutuo acuerdo y que responde a la pregunta “¿qué ocurre en caso de un nuevo confinamiento?”. En cuyo caso, “la custodia compartida seguirá su turno de alternancia y para los casos de custodia individual las visitas de fines de semana no quedarán interrumpidas” siempre y cuando no haya motivos médicos que lo impidan.
Aumento de dudas en los padres divorciados
A la opinión de esta letrada hay que sumar la ofrecida por el despacho alicantino Casasempere Abogados de la mano de Javier González. Él profundiza en la situación e invita a los padres y parejas que están inmersos en un conflicto de familia a mantener la calma.
“Muchas han sido las dudas de los padres divorciados que han surgido en este periodo que nos está tocando vivir”, señala antes de apuntar algunas de ellas. Inicialmente sitúa el foco en “el desastre de criterios judiciales vivido durante el estado de alarma nacional en el que dependiendo del partido judicial en el que residieras tenías más o menos derecho para ver y permanecer con tus hijos”.
De igual modo, considera que este hecho ha empujado a que surgieran dudas como qué hacer con las visitas o intercambio de los menores ante el riesgo de contagio. Algo que se ha pronunciado aún más con el regreso a los centros escolares, es más, “numerosas han sido las ocasiones que los menores han tenido que permanecer aislados durante 10 días hasta confirmar que no se había producido contagio alguno en las aulas”.
Otro conflicto habitual es cuando uno de los progenitores “no facilita la existencia de videocomunicaciones con los menores” y por ende “se desatan tensiones añadidas que son totalmente innecesarias”. Por ello recalca que “es importante que los padres recuerden que lo principal es el bienestar de su hijo y que hay que actuar de forma responsable”. Mientras que también apunta como duda habitual el qué hacer con el menor en caso de positivo de uno de los dos padres. Por eso anima a aquellos progenitores involucrados en un problema de esta índole a “calmar los ánimos y pensar con claridad, porque generalmente cuando la emoción sube, la inteligencia baja”.
Por último cabe señalar que una consecuencia directa de la Covid-19 ha sido que se agudizara el estado de saturación de los juzgados de familia, alargando los “ya de por sí largos periodos de respuesta de los juzgados”.