Vista del sanatorio de Fontilles, la última leprosería de Europa. EFE/Archivo "Evitar que el desconocimiento lleve a la
estigmatización de los pacientes" es la enseñanza que desde el único
sanatorio de Europa que hoy sigue dedicado a la atención de enfermos de lepra,
el de Fontilles en la Vall de Laguart (Alicante) ofrecen para evitar un daño
aún mayor a los damnificados de la covid-19.
En este centro situado al norte de la provincia de
Alicante son expertos en cuarentenas y en combatir los falsos mitos y el
rechazo social que ha generado una enfermedad como la lepra, y es por ello que
ante el "nuevo estigma" provocado por la covid-19 advierten de que
"hay que evitar que el desconocimiento del coronavirus lleve a la estigmatización
de los pacientes".
En una entrevista concedida a la Agencia Efe, el director
médico de lepra de Fontilles, José Ramón Gómez, ha afirmado que
"lepra" sigue siendo una palabra despectiva que "a nadie le suena
bien" y por la que "los enfermos quedaron estigmatizados para
siempre".
Fontilles creó el sanatorio para personas enfermas de
lepra en 1909 en un momento en que no existía tratamiento contra la enfermedad
y cuando la tendencia en toda Europa era "apartar" a las personas
afectadas.
Esta tendencia a la reclusión era consecuencia de que, por
desconocimiento, la sociedad estigmatizaba a estas personas, al considerar que
su enfermedad era contagiosa.
Con la llegada del coronavirus, muchas han sido las ocasiones
en las que se ha comparado la enfermedad de la lepra con la covid-19 por
similitudes aparentes entre ambas, y en el comienzo de la pandemia se recordó
que la lepra fue la primera enfermedad documentada en la que se impuso la
cuarentena: la antigua práctica de separarles de los sanos y que era
desconocida en el siglo XXI.
También durante siglos se creyó erróneamente que la lepra
se propagaba fácilmente (por eso su relación actual con el contagio rápido del
coronavirus) aunque Gómez ha insistido en que la primera "es muy poco
contagiosa" mientras que la covid-19 sí se transmite con facilidad.
Pero la mayor similitud ha sido la creada por la
"estigmatización" de los enfermos puesto que muchos recuperados de
coronavirus han sufrido el rechazo, miradas de recelo e, incluso, insultos por
temor al contagio, como en el pasado ocurría con la lepra.
El último estudio sobre el acoso escolar de Fundación ANAR
y Mutua Madrileña ha señalado que este nuevo estigma está presente también en
las aulas, donde a los niños y niñas que han pasado la enfermedad se les pone
la etiqueta de infectados.
Desde Fontilles han lamentado escuchar a cargos públicos,
como el consejero de Sanidad de Cantabria, Miguel Rodríguez, ahondar en la
estigmatización de los leprosos al comentar el pasado abril en el Parlamento
regional que "tener la covid-19 no es tener lepra".
"La lepra sigue siendo despectiva", según el
director de Fontilles, quien ha recalcado que ambas enfermedades "no
tienen nada que ver" ya que la primera es microbacteriana y la que ha
causado la actual pandemia es por un virus.
En las últimas décadas, en España aparecen muy pocos casos
de lepra al año, de 10 a 15, a diferencia de lo que ocurre en otros países del
mundo, donde sigue siendo un problema importante de salud pública.
En India se dan el 70 por ciento de los casos a nivel
mundial y en Brasil, en la zona amazónica, tienen una media de 30.000 enfermos
nuevos al año.
Los enfermos de lepra han quedado estigmatizados durante
siglos por falsas informaciones de la sociedad y, por ello, la principal
lección que desean trasladar desde Fontilles es que ante el nuevo escenario de
la pandemia "se evite el desconocimiento que lleva a la
estigmatización". EFE
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