Trabajos forzados en una mina
Salida de la prisión El
área de Memoria Histórica de la Diputació de València pone a
disposición de los familiares, los investigadores y la ciudadanía
en general el listado de las valencianas y valencianos que pasaron
por los batallones de trabajos forzados del franquismo desde el
inicio de la Guerra Civil hasta 1942. La información ha sido
extraída del Archivo General Militar de Guadalajara y puede
consultarse en las bases de datos que la Diputación comparte en su
web, en el enlace
http://memoriahistorica.dival.es/recursos/bases-de-datos/.
La
documentación sobre los afectados en la provincia por este sistema
de trabajos forzados utilizado durante el franquismo como castigo
político se halla directamente en el enlace
https://www.sede.dival.es/WebMH/Guadalajara.do?lang=es&
y es fruto del trabajo de un equipo especializado contratado por la
Diputación bajo la dirección de Marius Climent. El listado incluye
el registro de más de 5.400 valencianos que formaron parte de estos
batallones que en los inicios de la posguerra llegaron a contar con
90.000 personas.
Los
datos obtenidos de entre más de 3.000 cajas con expedientes
personales proceden de los fondos del Archivo de Guadalajara,
concretamente del generado por la Inspección de Campos de
Concentración y su sucesora, la Jefatura de Campos de Concentración
y Batallones Disciplinarios, que se encargaban de la supervisión de
los prisioneros republicanos desafectos al nuevo régimen.
El
diputado de Memoria Histórica, Ramiro Rivera, explica que el
objetivo de esta iniciativa es “favorecer que la ciudadanía y los
estudiosos en general puedan localizar más fácilmente la existencia
de información sobre sus familiares o personas sobre las que están
investigando, además de dar a conocer el sufrimiento de todos
aquellos que recibieron este tipo de represión”.
El
responsable provincial de Memoria Histórica recuerda que, más allá
de los soldados, “muchas personas fueron obligadas a realizar
trabajos forzosos, especialmente las esposas de hombres encarcelados
o fusilados, que realizaban labores como la limpieza de calles, la
recogida de la cosecha, el servicio doméstico y otras ocupaciones en
beneficio particular de las élites políticas y económicas”.
El
sistema de trabajos forzados surgió con el desarrollo de la guerra y
con la captura de miles de prisioneros que, tras pasar por los campos
de concentración, fueron clasificados con criterios políticos.
Entre los opositores al régimen se distinguía entre desafectos, que
formaron los conocidos como Batallones de Trabajadores, y aquellos a
los que se atribuían delitos. El Decreto del Nuevo Estado, en mayo
de 1937, concedía el derecho al trabajo a los prisioneros y presos
políticos, lo que otorgaba falsa legalidad a estos castigos.
Los
presos realizaron por toda la geografía española diversos trabajos
en áreas dispares como la construcción de carreteras y vías
férreas, minería, agricultura y fortificaciones, coincidiendo en
todos los casos “unas lamentables condiciones higiénicas, una
escasa alimentación y un deficiente alojamiento durmiendo en
barracones, casas abandonadas y cuadras”, apunta el responsable
provincial de Memoria Histórica.
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