Juan Benito Rodríguez Manzanares /EPDA
El 17 de enero de 2021, este prestigioso diario, El periódico de
aquí, me publicó un artículo titulado, «El primer reloj público
de Valencia, España y Europa», por lo tanto, no voy a volver a
comentar sobre este primer y único reloj, pero como todos
supondremos, un reloj de estas características debía tener una
persona encargada de su cuidado y mantenimiento, y esta persona tuvo
una casa para él y su familia frente al reloj, la cual desde siempre
se ha conocido como: la casa del relojero.
El reloj se instaló en un lateral de la torre campanario de la
Catedral Metropolitana de la Asunción de Nuestra Señora de
Valencia, llamada «El Micalet» («El Miguelete»), recayendo en una
calle bastante estrecha que toma el nombre del campanario, y frente
al mismo se construyó el edificio que, posteriormente, estuvo
destinado a ser la casa del relojero, siendo parte de una gran
manzana con diferentes construcciones.
Los primeros datos que hay de esta edificación se remontan a 1418,
cuando el campanario El Micalet, aún estaba en construcción, pues
las obras finalizaron oficialmente el 28 de enero de 1429.
Posteriormente, en 1675, apareció referenciada esta edificación en
el capítulo XI del libro de la «Fàbrica de Murs i Valls»
(«Fábrica de Muros y Fosos»). Esta institución foral valenciana
nacida en 1358 tras la riada de ese año, denominada, «Golpe de
agua», fue la encargada de realizar las obras públicas,
reparaciones en los pretiles del río, etc. y además, cobranza de
algunos impuestos. Podríamos decir que fue la entidad precursora de
lo que actualmente sería Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo;
el de Fomento, o nombres similares.
Esta construcción de fachada bastante estrecha, consta de cuatro
plantas, y se corresponde con la típica construcción vecinal de
obrador, destinada a una unidad plurifamiliar de clase burguesa. La
última planta está abuhardillada, teniendo en la fachada principal,
tan sólo dos ventanas realmente pequeñas. Y, las dos plantas
intermedias tienen dos balcones cada una con una barandilla corrida
entre ambos. El acceso entre las plantas se realiza por medio de una
escalera interior. Se sabe que, entre esta casa y la torre del
Micalet, había un pasadizo elevado que utilizaría el relojero para
realizar sus quehaceres de reparación y mantenimiento, pero este
pasadizo desapareció hace muchísimos años, siglos. Cuando esta
edificación acogió al relojero, la planta baja la dedicó al taller
que mantenía para su habitual quehacer.
En la fachada del edificio, entre el vacío de los balcones de la
primera y segunda planta, hay un Escudo de Valencia, el cual en 2014
fue declarado BIC (Bien de Interés Cultural), y la edificación
completa se encuentra dentro del Catálogo del Plan Especial de
Protección de los Entornos BIC de Ciutat Vella, encontrándose a su
vez dentro del entorno del Bien de Interés Cultural de la Real
Basílica de Nuestra Señora la Virgen de los Desamparados.
En los siglos XVIII y XIX esta edificación modificó algo su
estructura, llegado esta hasta nuestros días.
Al eliminar en la década de 1960 el reloj del campanario, ya no
había necesidad de un relojero y, se dedicó a otros usos como una
cerería, lo que llevó a que la planta baja fuera totalmente
remodelada para adaptarse a las nuevas necesidades. Mas, con el paso
del tiempo, la edificación quedó vacía, así como las otras
edificaciones que constituían esa manzana y, poco a poco se fueron
derrumbando. Citar a modo de ejemplo que, en 1999 se derrumbó una
casa colindante para construir las oficinas y taquillas para la
exposición «La luz de las imágenes», y cuando esta exposición
concluyó, se derrumbó esa efímera construcción.
Llegó el momento en que la única construcción que quedaba en pie
de esa manzana, era la casa del relojero, la cual era complejo
derrumbar por su grado de protección y otros factores, pero la
misma, poco a poco, sin que su propietario titular, el Ayuntamiento
de Valencia, hiciera nada al respecto, se fue deteriorando hasta el
punto de amenazar ruina, y esto condujo a que, realmente urgiera una
solución al problema de esta edificación que se había quedado
aislada en una explanada de unos 274,55 m2
Tras la rehabilitación que todos esperaban que se le hiciera, se
barajaron varias posibilidades de uso, así surgieron propuestas
como:
Academia de aprendizaje de la lengua valenciana
Sala de lectura y estudio
Academia de bailes valencianos
Centro de interpretación del Santo Cáliz
Servicio de información turística
Jardín
Centro cívico y social
Biblioteca especializada en autores valencianos
Biblioteca de cartografía
Restaurante de platos valencianos
Museo del mar
Sala de exposiciones
Regalos valencianos
Pero lo que a nadie se le ocurrió y nadie pidió, es que se
realizara un «Museo del reloj», en el que la estrella fuera el
reloj del Micalet, pues ese hubiera sido uno de los mejores homenajes
que Valencia le hubiera podido dedicar al que fuera el primer reloj
público de Valencia, de España y, posiblemente del mundo.
Finalmente, en junio de 2021 se iniciaron las obras de rehabilitación
del edificio, al que le van a añadir en un lateral una construcción
de nueva planta con un aspecto totalmente moderno que, bien podría
desentonar con el entorno clásico y medievalista. Y, el uso que se
le va a dar definitivamente será de ámbito socio-cultural, aunque
desde la alcaldía aún no han comunicado exactamente qué uso
específico tendrá.
A modo de conclusión comentar que, arquitectónicamente, la
edificación en sí no destaca de las demás de su entorno o de las
demás que se pudieran construir en la época, pero en lo que reluce
con luz propia, es en ser la primera casa que albergó al primer
relojero que se encargó del mantenimiento y cuidado del primer reloj
público de España, y eso es de un valor incalculable. En la
rehabilitación se ha anunciado que, para la fachada se utilizará un
cromatismo tal y como sería originalmente, y las nuevas fachadas se
realizarán en ladrillo con mortero de cal.
Valencia es sinónimo de primeras veces y siempre «a tiempo».
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