Juan Benito Rodríguez Manzanares/EPDA Para los nacidos en Torrevieja y
los turistas, unas paradas del todo imprescindibles son la estatua de «La Bella
Lola», y la estatua llamada «Monumento a la mujer del marinero», también
llamada popularmente la Bella Lola. Pero además de estas dos estatuas de la
Bella Lola, situadas en esta bella ciudad alicantina al sur de la Vega Baja,
separadas entre sí pocos metros, existe una tercera estatua con el mismo nombre
de la Bella Lola, pero no situada en Torrevieja sino en Oviedo. Las tres
esculturas son obra de la escultora Carmen Fraile.
Mas, realicemos un breve paseo
por la historia. A finales de 2000, se inauguró el Paseo Marítimo de Torrevieja
que lleva el nombre de «Juan Aparicio» (1906-1987), paseo que también es
conocido por el nombre popular de «Paseo de las Rocas» dada su construcción
mayoritariamente sobre peñascos de la costa del mar Mediterráneo. Hay que
apuntar que, sobre algunas de las citadas rocas, en la década de 1940 se
instalaron numerosos bancos de ladrillo, cemento y cal, que han tenido que ser
restaurados en alguna ocasión por el deterioro que les produce estar situados
en la orilla del mar. Este original Paseo Marítimo se extiende desde la playa
del Cura hasta el Paseo de la Libertad, y simultáneamente con él, se inauguró
el Dique de Levante, situado en su extremo sur.
El Paseo Marítimo es obra de la
arquitecta Carmen Pinós (1954), el cual se va adaptando al sinuoso trazado de
la costa, estando situado en ocasiones sobre un lecho de rocas y en otras
ocasiones sobre el lecho de la arena de la playa. Así de este modo, el paseo
está repleto de rectas y curvas y, durante todo su trazado podemos encontrar
numerosos bancos, unos miradores que nos muestran una impresionante vista del
mar mediterráneo, algunos «brazos» del paseo que se adentran en el mar
otorgándole una gran belleza al mismo y mucho más.
La escultura de la Bella Lola se
encuentra en el extremo sur del paseo, cerca del Bufador Torrevieja y del nuevo
emplazamiento de la escultura llamada «Monumento al hombre del mar» y, es una
obra en bronce que representa a una mujer sentada en uno de los grandes bancos
blancos citados anteriormente, mirando con insistencia hacia el mar. La
estatua, de tamaño real, tiene un semblante que podríamos calificar de sereno,
aunque no falto de cierto componente de tristeza. La estatua está totalmente
recostada en el respaldo del banco con la cabeza girada y apoyada en su mano
izquierda, la cual a su vez se apoya en el reposabrazos del banco. Cabe apuntar
que desde el Paseo Marítimo esta escultura se ve solitaria y algo ensoñadora.
La estatua «Estatua a la mujer
del marinero», llamada también la Bella Lola, es de tamaño real y se encuentra
en la mitad del Dique de Levante, representando a una mujer que está en
posición de caminar hacia el mar con un pañuelo en la mano derecha, como si se
quisiera despedir de alguien, y en realidad, así es, pues ambas esculturas
representan a la mujer torrevejense que en los tiempos en que Torrevieja era un
lugar eminentemente pesquero, salían a despedir o a recibir a sus esposos,
hijos, padres… a sus hombres queridos. Y esas son las dos posturas que adoptan
las dos estatuas, la que está próxima al Bufador de Torrevieja, representa a la
mujer que esperaba que viniera su hombre, y la que está en el Dique de Levante
representa a la mujer que despedía a su hombre.
Pero estas estatuas, sobre todo
la que se encuentra sentada en el banco encalado al extremo sur del paseo,
tiene una romántica, tierna y trágica historia, pues cuenta la misma que una
mujer torrevejense, la Bella Lola, vio partir un día a su amor, a su esposo
Antonio, junto a nueve marinos más adentrándose en la mar a faenar como
hicieran habitualmente, pero un día «La Gaviota», el barco en el que pescaban,
nunca regresó a la playa. Tras esto se organizó una amplia búsqueda de los
marinos hasta que definitivamente el 12 de mayo de 1919 se canceló la búsqueda
de los hombres, dando por sentado que todos los hombres habían muerto y los
había engullido la mar hasta lo más profundo de la misma. Además, del barco
tampoco se encontró nunca ningún resto. Sigue contando la historia que la Bella
Lola ese día salió con un camisón blanco y su larga melena oscura recogida en
un moño a esperar a su marido, y que a partir de ese día salió a esperar su
llegada todos los días de su vida, pero su amado Antonio nunca volvió. Ahora
con esta estatua la Bella Lola podrá esperar a su amado Antonio in eternum sentada en su banco de piedra
encalada y con la mirada fija obsesivamente en el mar.
Pero como comentaba, aún hay una
tercera estatua, la cual también fue creada por la escultora Carmen Fraile,
pero esta fue regalada en 2009 por Torrevieja a Oviedo, capital del Principado
de Asturias, sellando con ello el «Hermanamiento» entre ambas ciudades
españolas, siendo alcalde de Oviedo Gabino de Lorenzo y alcalde de Torrevieja
Pedro Hernández. Esta estatua se instaló en un banco municipal de madera de la
Plaza de Fontán y es una réplica casi exacta de la estatua de la Bella Lola que
en Torrevieja está sentada mirando continuamente hacia el mar, solo que la replica
de Oviedo no mira al mar al estar en una plaza del interior de la ciudad.
Como anécdota comentar que
existe una habanera que lleva por título «La Bella Lola» y que habla de una
mujer que espera a su marido que es marino, coincidiendo con la historia
torrevejense, y cuyo estribillo dice así:
«¡Ay, qué placer sentía yo
cuando en la playa sacó el
pañuelo y me saludó!
Pero después, vino hacia mí,
me dio un abrazo, y en aquel
lazo creí morir».
Para todos los visitantes y
nativos de Torrevieja, visitar las dos estatuas es una parada imprescindible,
pues en cuanto se conoce la historia de Lola, se hace casi imposible no buscar
ambas estatuas para poder hacerse una foto junto a ellas, de hecho, sentarse en
el banco junto a la estatua de la Bella Lola mirando al mar, es una de las
fotos más habituales entre los turistas de Torrevieja.
Torrevieja es sinónimo de misterio y tradición
marinera.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia