El Alcalde del Ayuntamiento de El Puig de Santa Maria, Jose Miguel Tolosa, ha sido el encargado de dar los nombres de los 40 agraciados en el sorteo de las parcelas del Huerto Social. Foto: EPDA. El Alcalde del Ayuntamiento de El
Puig de Santa Maria, Jose Miguel Tolosa, ha sido el encargado de dar los
nombres de los 40 agraciados en el sorteo de las parcelas del Huerto Social.
Muchas han sido las personas interesadas en formar parte de esta interesante
iniciativa que conjuga fomento de empleo y puesta en valor de la agricultura
ecológica. Principalmente, iba dirigida
a personas con dificultades socioeconómicas y jubilados y prejubilados, aunque
se ha abierto una bolsa de reserva para la población en general. Ahora mismo se
están ultimando los trabajos de acondicionamiento del terreno para que en abril,
cada beneficiario, pueda empezar a cultivar su propia parcela. Previamente se
impartirá formación relativa a cómo realizar la plantación y el riego a manta y
se firmará el contrato de arrendamiento.
Se trata de una buena oportunidad
para fomentar la agricultura tradicional y ecológica, proporcionar a los
ciudadanos la posibilidad de cultivar sus propios alimentos y, al mismo tiempo,
favorecer la convivencia y el contacto intergeneracional. La parcela está
ubicada en la partida Almenares, al lado del
acceso a la V-21, muy bien comunicada, tanto para ir con transporte como
caminando. Son 40 las parcelas en las
que se ha subdividido, con dimensiones que oscilan entre los 40 y algo más de
60 m².
Se cultivará, fundamentalmente a través de métodos de la
agricultura ecológica y será el embrión de proyectos formativos y de
asesoramiento empresarial, que derivarán en la creación de nuevos puestos de
trabajo o nuevas iniciativas emprendedoras; de hecho, en una segunda fase, se
prevé lanzar iniciativas para la comercialización del producto local.
El proyecto hay que contextualizarlo con otros que han ido
desarrollándose en paralelo, como el Banco de Tierras en la Comarca Horta Nord
que, liderado por el Consorcio Pactem Nord, ha permitido detectar las parcelas
agrícolas de nuestro territorio que se encuentran en estado de abandono o
abandono parcial. Ha tenido también el apoyo de la Diputación de Valencia y la
Universidad Politécnica, financiando una becaria de ingeniería agrónoma que ha
prestado su colaboración.
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