El Templat, el día del aniversario. Joan Chiva. Cuando uno se acerca a la ciudad de Burriana, ya sea por el norte, por el sur, por el oeste o incluso por el mediterráneo lo primero que vislumbra en la distancia es el impetuoso cuerpo vertical y esbelto del campanario, que destaca por su elevada altura. Esta torre-campanario, más conocido como el Templat, celebró el pasado martes, 10 de noviembre, su 75 aniversario de la colocación de su última piedra tras su reconstrucción.
El antiguo campanario fue derruido en la madrugada del 5 de julio de 1938, durante la contienda bélica de la Guerra Civil Española. Un soldado mejicano perteneciente a la Brigada 203 del Ejercito Republicano colocó 32 cajas de dinamita en el interior del Campanario. Sobre las 5 de la madrugada del día mencionado, hizo detonar 3 explosiones, de forma escalonada, desde la parte superior hasta la base. Las explosiones ocasionaron la destrucción casi total de la torre-campanario, siendo la base la parte menos dañada. Además, las explosiones también ocasionaron la destrucción de ciertos edificios colindantes a él, entre los que destaca la capilla de comunión de la Iglesia Parroquial del Salvador, entre otros desperfectos producidos por la detonación.
A raíz de ello, se procedió a la reconstrucción del campanario. Dicha labor estuvo marcada por cuatro destacados personajes. El primero de ellos fue el rector de la Iglesia del Salvador, Elías Milián Albalat, quien consciente del significado sentimental del campanario para todos los feligreses y burrianeros, decidió emprender la ardua tarea de levantar el campanario. Para ello, encomendó la labor de maestro de obras al carpintero local Vicente Piqueres Martí. Vicente, hombre de confianza del rector y trabajador habitual de la Iglesia del Salvador que había participado en la reconstrucción de la nave y de la cúpula de la Iglesia del Salvador, no lo dudó ni lo más mínimo y decidió embarcarse en tan ansiado proyecto.
El tercer protagonista fue Enrique Pecourt Betés, que por aquel entonces era el arquitecto municipal de Burriana. Debido a ello, se le encargó realizar los planos del proyecto de reconstrucción del nuevo campanario. Concretamente, los planos que sirvieron como base del proyecto fueron trazados el 10 de diciembre de 1941. Cabe mencionar que las propuestas ingeniosas vertidas por Vicente Piqueres fueron decisivas para trazar el plano definitivo del proyecto.
Juan Granell Pascual, el último protagonista, pero no menos importante, jugó un papel transcendental para que el proyecto saliera hacia adelante. Granell, era el Subsecretario del Ministerio de Industria y su posición privilegiada en los estamentos del régimen fueron relevantes para la captación de fondos estatales y materiales necesarios para efectuar los trabajos de reconstrucción del campanario.
El proyecto se presupuestó en 404.780 pesetas con 46 céntimos, según la valoración de Pecourt. Parte del presupuesto fue cubierto por subvenciones. Pero, sobre todo, la colaboración y la participación ciudadana mediante donaciones fue decisiva para terminar la obra. Como curiosidad, con el objetivo de recaudar fondos, Elías Milián repartió unos folletos en los que se lanzaba la siguiente pregunta a sus destinatarios: "¿Quiere que se acabe el campanario?". La respuesta ciudadana fue positiva y la colaboración por parte de particulares, entidades bancarias y locales fueron esenciales para finalizar la reconstrucción. Como, por ejemplo, la donación de 5.000 pesetas que realizó Vicente Canós Figuerola, natural de Burriana y ministro de Justicia durante la II República.
A pesar de las donaciones de los ciudadanos de Burriana, durante el proceso de reconstrucción (1942-1945) los problemas económicos mermaron y pusieron en peligro el proyecto. Pero la ambición y la ilusión de los cuatro personajes antes mencionados, con la colaboración de los ciudadanos de Burriana, lograron superar los contratiempos y terminar tan ansiada reconstrucción. Cabe mencionar, que, los problemas económicos no finalizaron a la misma vez que la reconstrucción ya que durante unos años siguieron pendientes unas cuantas deudas. Muestra de ello, la Carta de Juan Granell que le envía a Milián el 24 de marzo de 1947 en la que dice que cuando disponga de tiempo volverá a realizar una campaña de captación de fondos "para tratar de reducir el déficit".
Finalmente, para la alegría de la Ciudad de Burriana, el 10 de noviembre se pudo dar por finalizada la reconstrucción del Templat con la colocación de la última piedra. En el acto de inauguración, presidido por autoridades e invitados, el rector Elías Milián realizó la bendición del campanario con el deseo de que éste no volviese a ser objeto de ninguna explosión. Además, con motivo de la celebración, Juan Granell pagó dos toros para realizar un festejo.
De su reconstrucción destaca su fidelidad estética, su decoración barroca muy poco cargada y el aumento de la altura llegando a medir 52,10 metros, con la intención de que fuese el más esbelto y mayor de toda la Región Valenciana, incluyendo el "Micalet" de la Ciudad de Valencia. Aunque lo cierto es, que el campanario de Onteniente tiene una altura de 71,61 metro.
Para finalizar, como anécdota popular y haciendo alusión al dicho que reconoce que los ciudadanos de Burriana son muy "fanfarrons", se dice que cuando se tuvo que decidir la altura del campanario no se calentaron mucho la cabeza. Averiguaron cuanto media el campanario de Valencia, el "Micalet", y decidieron hacerlo un metro más alto para ser los burrianeros "els que més gran el tenen" de toda la Región Valenciana, refiriéndose al Templat.
Con todo ello, el martes pasado, la Ciudad de Burriana celebró con mucho orgullo y sentimiento el aniversario del emblema y símbolo más característico de los burrianeros.
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