José Luis Seguí, alcalde de Almudaina, ante el antiguo ayuntamiento dónde tomó posesión de su cargo por primera vez, con su primera vara de mando, cumplirá 50 años en el cargo el próximo domingo 13 de febrero. Efe/Morell En
una entrevista concedida a Efe, Seguí es consciente de que con casi 81 años ha
llegado el momento de dar el relevo pero en tanto que no se propone ninguno de
sus 110 vecinos sigue con "ilusión, ganas y proyectos" por si tiene
que volver a presentarse en mayo de 2023.
El
13 de febrero de un lejano 1972, el entonces alcalde, Manuel Domínguez Moltó,
le entregó las llaves del ayuntamiento asegurándole que heredaba íntegro el
presupuesto municipal para ese año: 17.000 pesetas (102 euros).
Pero
a los pocos días se llevó la sorpresa de que llegó el fontanero con una factura
de 14.000 pesetas (84,1) por colocar los contadores, lo que dejaba
prácticamente vacías las arcas con todo el ejercicio por delante.
No
se lo pensó dos veces y fue a la capital provincial para explicar al gobernador
Civil la situación y éste le dio un talón por 50.000 pesetas (300 euros) que le
permitió hacer cosas en el pueblo en un año en el que jornal se pagaba a 150
pesetas (0,90).
"Volví
a Almudaina con 50.000 pesetas en un sobre y como no teníamos donde guardarlo
porque el tesorero municipal tenía los dineros en una caja de zapatos, lo
escondí debajo del cubo de la basura de mi casa", ha relatado Seguí, quien
recuerda que la primera obra que impulsó fue un murete para habilitar un camino
debajo de la torre almohade del pueblo para que transitaran los tractores y los
pocos coches que había.
En
estos 50 años, el pueblo ha pasado de 310 habitantes a los 112 actuales debido,
en su opinión, a que la agricultura (se cultiva la conocida cereza de La
Muntanya y aceituna) no recibe los suficientes estímulos y "lógicamente la
gente joven se marcha".
Seguí
(Almudaina, 4/3/1941) ha "hecho de todo" en estas cinco décadas cada
vez que le han pedido ayuda, desde echar una mano para vestir muertos de
madrugada porque no llegaba la funeraria, a llevar en su coche a alguien al
hospital o mediar en disputas familiares porque sus vecinos le "suelen
hacer bastante caso".
"Vienen
a mi casa sea la hora que sea, y cuando lo hacen les atiendo aunque esté en
medio de la comida porque sé que es por algo importante para ellos", ha
relatado.
La
clave de su éxito está "en tener mucho respeto a todos", incluidos
sus rivales políticos, de los que presume que han sido y son sus
"amigos".
"No
hay que atacar al otro para ganar las elecciones porque yo creo que hablando
bien de los demás se ganan votos", ha aconsejado este alcalde que está
"agradecido a las personas de la oposición" porque con ellas ha cerrado
todos los proyectos "por unanimidad, sin llegar a votar nada".
Con
esta forma de actuar, Seguí, que se considera de centro-derecha y que cuando
fue nombrado alcalde en plena Dictadura era presidente de la cámara agraria
local, sobrevivió políticamente a la muerte de Franco y ganó en Democracia once
elecciones: las primeras con UCD, las dos siguientes con Alianza Popular y las
ocho restantes con el PP, las últimas (2019) con 47 votos de los 80 emitidos.
Casado
con Rosario y con dos nietas y un nieto, Seguí es agricultor y se ha ganado la
vida con las cerezas de La Muntanya -"las mejores de Alicante"-, que
vende en varios puestos del mercado de abastos de la cercana Alcoy, y nunca ha
tenido sueldo público.
El
tesorero sí le ha atendido los kilómetros y los gastos de comidas cuando ha
hecho gestiones en Alicante o València, y solo desde este mandato los
concejales reciben 30 euros por los plenos trimestrales (120 al año). Por
Antonio Martín
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