EL
PALMITO: ORGULLO DE ALDAIA
Quiero aprovechar estas
líneas para rendir un pequeño homenaje al abanico o “palmito” y a toda la
tradición artesanal que rodea el oficio de abaniquero. Y lo hago en este
momento, porque en el pleno de este mes de marzo, se va a solicitar “La
Declaración de la Artesanía de Aldaia” como Bien
de Relevancia Local de carácter inmaterial a la Dirección General de
Cultura y Patrimonio de la Generalitat.
Sin duda alguna, cuando
hablamos de este genial utensilio que sirve para darnos aire en días calurosos,
el nombre de Aldaia sale automáticamente a la palestra. La relación de nuestro
pueblo con la fabricación de abanicos se remonta al siglo XIX. Es en esa época,
alrededor de 1860, cuando hay constancia de los primeros artesanos “palmiters”.
Más adelante, y coincidiendo con la entrada del siglo XX, Valencia pierde su
hegemonía como principal productor de abanicos, y es cuando Aldaia se consolida definitivamente
como el centro neurálgico de la producción de abanicos, llegando a tener 25
fábricas antes de la Guerra Civil. En la actualidad, Aldaia dispone de 24
empresas de palmitos de 36 en toda la Comunidad Valenciana, con lo cual, es
evidente la hegemonía en la industria palmitera.
Es importante constatar
la importancia de este sector industrial en el transcurrir de la vida de tantos
aldaieros y aldaieras que han dedicado sus vidas a la elaboración de estos geniales
abanicos artesanos, que son la envidia del mundo entero. Sin entrar en detalle,
es un verdadero “arte” todo el proceso de diseño y montaje final del abanico.
Desde el varillaje, gravar su diseño, calar las varillas, adornar, pintar a
mano las telas, pulir las varillas, entelar, cortar y coser la tela y
finalmente montar el abanico. Un trabajo artesanal que merece ser preservado y transmitido
de generación a generación.
Y en esa acción de
conservar y preservar la cultura de la artesanía del palmito, tenemos en el
Museo del Palmito de Aldaia (MUPA), un proyecto ya consolidado desde hace años, donde está expuesta una colección
permanente de abanicos, con un incalculable valor, que hacen de esta, una
colección única en el mundo.
Es evidente, que el
abanico en Aldaia tiene una fuerte presencia en la vida cultural del municipio
y su arraigo histórico queda fuera de toda duda. Desde las instituciones
debemos involucrarnos para hacer políticas que promocione este producto tan
nuestro. Y una de esas propuestas es que se va a iniciar los trámites para
presentar la candidatura de Aldaia como Ciudad
Creativa de la Unesco, en la categoría de Artesanía.
Aldaia y sus palmitos
merecen ese reconocimiento. Es el “bressol”
del palmito y es Patrimonio Cultural y un Orgullo para los aldaieros.
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