Teresa Ortiz. /EPDA
Desgraciadamente el año 2022 nos ha dejado imágenes muy duras de la guerra de Ucrania y nos ha mostrado la vulnerabilidad energética que la Europa de los 27 presenta ante Rusia.
Europa vive bajo la amenaza velada del corte energético de la dictadura de Putin. Casi un tercio de las importaciones de petróleo, carbón y gas que consume Europa provienen de Rusia. De todo el gas ruso que importa la Unión Europea, Alemania consume el 40%, una cifra preocupante y de la que Europa es, hoy por hoy, absoluto rehén por falta de análisis geoestratégico previo desde hace años y del egoísmo propio de algunas potencias y locomotoras continentales, sin señalamientos extra.
La semana pasada, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, avisaba con relación a Rusia y a la producción de gas, que Europa debe prepararse para la "peor situación posible". Ante el posible corte de gas por parte de Rusia, la Unión Europea se ha marcado el objetivo para los próximos siete meses de reducir el consumo de gas en un total de 45.000 millones de metros cúbicos.
Las energías renovables, por su mala gestión histórica en Europa, incluyendo por supuesto a España, por desgracia, no son un sustituto a corto plazo para hacer frente a un corte real del gas ruso. Y que conste que hablo de 'real' porque la falsa dureza recíproca de Rusia y de muchos países de Europa del centro y del Este aún me suena a falso teatro estratégico.
Alrededor de todo este gran problema, el ínclito Pedro Sánchez no quiso empezar el mes de agosto sin sorprendernos de nuevo con sus 'ocurrencias' respecto al ahorro energético. Como ejemplo, durante su comparecencia haciendo balance del curso político, hizo las siguientes declaraciones: "y antes de terminar, si me gustaría que vieran que no llevo corbata; eso significa que podemos todos también ahorrar desde el punto de vista energético y he pedido a los ministros y ministras, a todos los responsables públicos y al sector privado, si aún no lo han hecho, que cuando no sea necesario, que no utilicen la corbata, porque así también estaremos haciendo frente al ahorro energético que tan necesario es en nuestro país".
Ante esta 'grandilocuente' propuesta (por lo menos le han dado un Nobel de Economía), la realidad es que no creo que pueda formular mejor mi opinión ante la ridiculez de sus palabras, como lo hicieron miles de españoles en redes sociales, así como nuestro portavoz nacional de Cs, Edmundo Bal, cuando expresó: "qué fácil es pedirle a la ciudadanía sacrificios cuando tú no estás dispuesto a asumir ningún sacrificio", o, "no sé si proponerle también que vaya en pantalones cortos".
Pero la polémica del uso de la corbata para el ahorro del aire acondicionado no es nueva. Parece que es históricamente muy afín al propio PSOE. De hecho, deberíamos retrotraernos al 2008, cuando el entonces ministro de Industria socialista, Miguel Sebastián, aprobó una medida que permitía, excepto en los actos oficiales, a los funcionarios no llevar corbata. Dicho ministro pretendía regular a 24 grados todas las instalaciones de Industria. José Bono, entonces presidente de la Cámara Baja, reprendió al propio Sebastián cuando este acudió al Congreso sin corbata. Muy propio del PSOE; como sucedía del 36 al 39, siempre destrozándose entre ellos.
Volviendo al ex ministro de Industria, este fue uno de los que en su día propiciaron el 'pinchazo' de la burbuja fotovoltaica y fue uno de los artífices de la toma de medidas que frenó el entonces crecimiento de dichas fotovoltaicas en España. Se dieron una serie de acciones que provocaron una instabilidad legal en los inversores del sector en nuestro país. De hecho, no fue hasta el 26 de septiembre de 2008, cuando se dio a conocer el Real Decreto que iba a sustituir al anterior, el 661. Nunca sabremos, en caso de haberse tomado distintas decisiones, si la situación energética de España hubiese ido mejor con respecto a las renovables. No seamos ventajistas y dejémoslo en clara duda y no más.
Volviendo al tema de Sánchez, dentro de las medidas de ahorro energético que el Gobierno de España aprobó en el BOE del pasado 1 de agosto, que entraron en vigor el 9 de agosto y tendrán vigencia hasta el 1 de noviembre de 2023, se aprobó la regulación de las temperaturas y el mantenimiento de la humedad relativa. También se reguló el horario del alumbrado de los escaparates, que deberá mantenerse apagado desde las 22 horas en toda España, salvo que en "Ayusolandia" se decrete excepcionalmente lo contrario. Otra ventajista.
Desde mi partido, Ciudadanos, se afirmó este viernes que el Real Decreto Ley, por el que se recogen medidas de ahorro energético ha sido confeccionado con una "negligencia extraordinaria" por parte del Gobierno y "se puede recurrir" con "ciertas posibilidades de prosperar". Edmundo Bal reprochaba que España se ha quedado como el único país de Europa que no se plantea ampliar la vida de las centrales nucleares, lo que es claramente un craso error.
Los españoles necesitamos que nuestro gobierno plantee un plan energético de acuerdo con nuestras necesidades y no restricciones, en algunos casos absurdas, que no van a llevar a cumplir el objetivo europeo. En estas líneas solo quiero decirle al señor Sánchez que nunca me he puesto corbata, ni creo que nunca use una y no creo que sea eso lo que marque el futuro energético de España. Sánchez no puede aspirar a arreglar los problemas de este gran país haciéndonos pasar calor en verano, especialmente a los profesionales con menor o mayor actividad física incluida, o frío en invierno, especialmente a nuestros mayores propensos a que los resfriados, la gripe o el COVID les afecten con mayor virulencia. Pero, ante todo, no se soluciona nada de nada con un Dress Code absurdo como el propuesto irreflexivamente por este presidente que los españoles no merecemos, por felón y por incapaz.
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