Carles Peris Escribo esta carta consciente de que estáis recogiendo vuestras cosas para marcharos de nuestro territorio hasta el próximo año, pero con los problemas de restricciones por la Covid-19 me ha resultado imposible ponerme en contacto con vosotros.
Habéis llenado de ilusión y magia las casas de la Comunitat Valenciana estos días y no me gustaría que os fuerais a Oriente sin antes leer estas líneas que escribo en nombre de las personas agricultoras y ganaderas.
Seguimos siendo innovadores en nuestras explotaciones, producimos con los estándares más exigentes de calidad, nos formamos día a día y utilizamos las nuevas tecnologías, estamos atentos a cambiar las variedades de acuerdo a las exigencias del mercado y de los consumidores, respetamos el medio ambiente al producir de una forma cada vez más sostenible y conservamos el paisaje, ahorramos cada vez más agua en los riegos, nos esforzamos en producir con calidad y seguridad alimentaria…y todo ello con las mínimas ayudas posibles y la falta de sensibilidad en muchas ocasiones de los gobernantes de turno.
Me gustaría que intercedierais para que este año que acabamos de estrenar elevemos nuestros ingresos y que el reparto de la cadena agroalimentaria sea más equitativo que hasta ahora. Nos pagan precios de miseria y luego vamos al supermercado y vemos como nuestros productos triplican su precio sin ningún tipo de rubor. ¿Por qué sucede esto? ¿Quién se lucra a nuestra costa?
Pediría también, queridos magos, que si hay que repartir las escasas ayudas que recibimos se priorice en las personas profesionales, en aquellas que prioritariamente viven de esto. Me parece muy bien que un médico o un constructor tengan sus terrenos agrícolas y obtengan beneficios, pero ya no tanto que se les dé ayudas en las mismas condiciones que a un agricultor cuyos ingresos proviene de la actividad agraria y no de esas otras profesiones. Si no cuidamos a los agricultores y ganaderos profesionales, llegara el día que tengamos una agricultura en manos de fondos de inversión y grandes empresas, con todo lo que puede conllevar para nuestros pueblos y para el territorio.
En la lista de peticiones desearía que se introdujera la reciprocidad en la Unión Europea. Estamos hartos de ser moneda de cambio y de que a nosotros nos exijan trabajar con las máximas exigencias sociales y fitosanitarias, para después llegar productos importados a los supermercados con, por ejemplo, pesticidas cuyo uso se nos prohíbe aquí.
Deseo trasladaros por anticipado mi gratitud. Confío en vosotros, aunque también soy consciente que las últimas decisiones están en manos de nuestros gobernantes autonómicos, estatales y europeos. Y ahí es donde tenemos el problema, que por mucho que vosotros podáis hacer con vuestra magia las medidas y las leyes las aprueban y ejecutan ellos. A ver si al menos se puede cambiar la tendencia.
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