Teresa Ortiz Ya ha comenzado oficialmente la campaña de Madrid, aunque, a decir verdad, la campaña la comenzó de facto Díaz Ayuso el día que decidió de manera unilateral e injustificada romper con el gobierno autonómico estable que presidía y convocar elecciones a costa del erario público y de la tranquilidad de los ciudadanos. La ahora candidata Díaz Ayuso no dice la verdad cuando continuamente afirma que quiere una mayoría total para llevar a cabo el proyecto de Madrid, que en los dos primeros años no le han dejado sacar adelante.
Díaz Ayuso se atreve a ocultar con total impunidad que la mayor parte del éxito económico que ha tenido la Comunidad de Madrid de 2019 a 2021, también llamado "el milagro de Madrid", ha sido, en gran medida, gracias al compromiso de los socios de Ayuso, mi partido, Ciudadanos, que antepuso un programa muy serio de gobierno por delante de los sillones que quería repartir el PP a su antojo. Ciudadanos fue quien forzó a Díaz Ayuso a llevar a cabo las mejores políticas a favor de autónomos, trabajadores y de la clase media en base al sentido común, a la disminución de impuestos y a la generación de un ecosistema y de un efecto llamada favorable al emprendimiento y a la generación de nuevos negocios en la Comunidad de Madrid. Todo ello, sin dejar socialmente a nadie atrás, protegiendo al más débil y garantizando el Estado del Bienestar.
Este avance social y económico aportado por Ciudadanos en Madrid lo ha paralizado Díaz Ayuso de un plumazo, sólo por ambiciones personales y quijotescas, convocando injusta e innecesariamente elecciones. Quizás las ambiciones de Díaz Ayuso no sólo pasan por intentar gobernar la Comunidad de Madrid en solitario, sino también, por intentar asaltar Génova en uno de los muchos momentos de debilidad presente y futura de Casado. Díaz Ayuso, sin los frenos de un socio moderado como Ciudadanos, es como una montaña rusa averiada o como pirómano con un mechero al lado de un bosque seco. Díaz Ayuso, sin un socio de gobierno que la centre, modere, ubique y le obligue a suscribir un programa de gobierno realista y justo, con medidas económicas, pero también sociales y de bienestar público, es un peligro no sólo para Madrid, sino para el resto de España y los españoles. Y la cruda realidad es que Díaz Ayuso, por su ideología, prefiere a un socio de gobierno polarizado como Vox, que a un socio centrado y moderado como Ciudadanos.
Díaz Ayuso prefiere hoy por hoy a un partido socio, que lejos de moderarla, la va a acelerar y que no entiende la palabra libertad, ni la igualdad, ni las múltiples tipologías de familias, ni los derechos de las minorías, ni los avances sociales, ni el papel de la ciencia. Vox solo entiende de división y Díaz Ayuso, por desgracia, prefiere a Vox.
En este modelo de polarización de sentimientos y pensamientos en el que se ha convertido la política española a causa de los extremos, en el otro lado de Ayuso, tenemos también un universo de odio, sembrado por Podemos, al que a la zaga se le acercan también ciertas posiciones extremas del partido de Errejón. Todo ello, salpimentado por la traición continúa a España y a la moderación, que practica el actual PSOE, siempre que tiene la ocasión. Al PSOE de González y los barones le ha sucedido un PSOE Bolivariano y rupturista, más parecido al de 1936 que a un PSOE del siglo XXI.
Ante todo este desfile de extremos y de radicalidad, Ciudadanos ofrece como socio de gobierno para Madrid y para España un proyecto de calidad, de utilidad y de centralidad, alejado de los extremos y de la actual polarización de la política madrileña y española. Mi partido presenta un proyecto abanderado por el mejor candidato a las elecciones madrileñas, Edmundo Bal. Un servidor público que ha demostrado tener principios y anteponer en todo momento los intereses y necesidades de la sociedad a los suyos personales y que busca lo mejor para Madrid y los madrileños.
Desde el papel que puedan jugar estas líneas, pido a los electores de Madrid o a aquellas personas que puedan influir positivamente en familiares y amigos sobre el futuro de Madrid, que hagan un ejercicio de reflexión profundo sobre las posiciones de utilidad o ruptura de los partidos que se presentan, de la utilidad de los programas y de la calidad profesional y personal de los candidatos. Finalmente, voten con la convicción de que el 4 de mayo no sólo eligen lo mejor para Madrid, sino también para el resto de España en los próximos años.
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