Juanjo Braulio, en blanco ... y negro. / juanjobraulio.com Hay algo especial en Juanjo Braulio. Un tipo que salpica su conversación con anécdotas que convierte en divertidas, que habla sueco además de lo que habla todo el mundo que sabe idiomas, que ahora es funcionario, que toca la guitarra (eléctrica), que se relaciona con forenses, viaja mucho, lee más, y lleva toda la vida escribiendo.
Y va y una de las cosas que pone en boca del protagonista de su primera novela (lleva dos publicadas, más un libro sobre sus experiencias en Suecia) es: “lo dejará escrito y publicado e incluso puede que después hagan una película con ello”. Dice que es casualidad. Pero así ha sido: hay película, homónima, en cartel.
Esto de que le hagan a uno una película, y verla anunciada en las marquesinas …La sensación es tremendamente intensa. Cosas que hace cinco años sólo existían en mi cabeza ahora caminan. ‘Q’ -el malvado asesino justiciero protagonista, un periodista como él reconvertido en escritor- ha dejado de ser invisible, ahora tiene la cara de Pedro Alonso (‘La casa de papel’) incluso para mí. Ya no concibo a los personajes de mi novela sin las caras de los actores de la película. Pero sería un error mayúsculo poner de entrada cara de actor a los personajes de futuros relatos, aunque es verdad que los de esta época somos seres audiovisuales. Galdós no vio una película en su vida, pero yo sí tengo referencias audiovisuales cuando escribo.
Empleó ocho meses en escribir ‘El silencio del pantano’, y, pese al interés casi inmediato de la productora cinematográfica, la película ha tardado cinco años en ser gestionada, producida, rodada y estrenada.
Di un tiro al aire y cayó un pato.
Que te adapten una novela no significa que tú tengas necesariamente un papel activo en la película. Carlos de Pando, guionista, y Marc Vigil, director, trabajaron el texto ‘inspirado’ en el libro de Braulio, pero el valenciano no participó en la adaptación. “Soy escritor, no creador de ficciones televisivas ni guionista”. El resultado le ha dejado “contento, no podían haber trasladado sin más la novela” entre otras cosas porque ‘Q’ apenas habla con tres personas en el libro, todo lo que sabemos de él es por sus diálogos internos. Eso se ha respetado en la película”.
En el proceso de periodista a escritor, una de las cosas más interesantes ha sido comprobar que tu creación deja de ser tuya. Y no me ha resultado desagradable. Todo lo contrario.
En las críticas de la película se destaca mucho la corrupción en la Comunidad Valenciana. En algunas se viene a decir que ¡cómo no van a saber en València de la corrupción ...!Aquí pasó lo que pasó y eso no se puede negar. Quizá el foco estuvo puesto sobre la Comunidad Valenciana de manera excesiva, en comparación. Toda corrupción es bastante repugnante. Pero por cantidad de dinero defraudado estamos por la cola, frente al 3% en Cataluña o los EREs. En imputados, también por la cola. Por notoriedad del sujeto tampoco. Lo que le ha pasado a Zaplana y a Olivas fue posterior a su paso por la política. Con esto no los estoy exonerando ni diciendo que cuando ocuparon responsabilidades políticas no tuvieran comportamientos ... los tribunales están diciendo esas cosas. Sin embargo aquí tuvimos un foco puesto que nadie sabe explicar. Ni mi novela ni la película van de la corrupción. Esto es sobre el poder y quién tiene el poder. Tampoco he sido tan original. La trilogía valenciana de Blasco Ibáñez habla de lo mismo, de los de siempre.
¿Son los mismos? Son los que mandan, que han cambiado de chaquetas. Son las ‘cañas del pantano’, miembros de dinastías que ya mandaban cuando Alfonso XIII. A todos nos encantan historias como la de la Cenicienta (de superación) y Robin Hood (poner las peras al cuarto a los que mandan).
¿Y tú lo has hecho? No es una novela ‘de clave’ (cambiar nombres ficticios por reales). No, porque no se lo creería nadie. ¿Quién se iba a creer que un líder sindical tiene un yate? Eso lo pones en una novela y no se lo cree nadie. Pero yo en veinte años de profesión periodística he visto de todo.
¿Y a ti de dónde te viene el ‘lado oscuro’ (es un fan de la Guerra de las Galaxias)?Soy fanático de la novela negra. Y la buena es la novela social. Básicamente la mediterránea, como Vázquez Montalbán contando la Transición a través de Pepe Carvalho. Me parece más interesante contar lo que pasa a mi alrededor, por eso aún me veo más periodista que escritor.
Pero me dice que no echa “nada de menos” el periodismo, un “magnífico camino que te lleva a muchos sitios si lo sabes dejar a tiempo. Lo que añoro no es ser reportero sino tener 25 años”.
¿Y cómo ves la profesión?Los periodistas hemos tenido la desgracia de ver la sociedad mejor comunicada de la historia, con todo el conocimiento humano en el móvil, que usamos para ver vídeos de gato. O porno. Pero vivimos en la sociedad peor informada de la historia. Por sobredosis. Y los periodistas nunca han estado tan precarios y mal pagados. Nunca ha habido tantos medios, y sin embargo no hay trabajo.
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