Cruz Roja Española. Fotografía de Alicante. EPDA
Cruz Roja Española El coronavirus ha supuesto un reto para las capacidades sanitarias de todo el país, poniendo al límite unos recursos que en muchas ocasiones no llegaban a cubrir las necesidades reales. El jueves 6 de marzo se comunicaron en España 365 positivos por Covid-19. Tan solo diez días después, y tras un estado de alarma, la cifra aumentó hasta los 9.191 confirmados. En este contexto, se puso en marcha el Plan Responde de Cruz Roja, con el objetivo de colaborar con las instituciones sanitarias en la lucha contra la pandemia. “La sensación en muchos momentos era de impotencia por la magnitud del problema, porque ha sido una experiencia impactante aun estando acostumbrados a vivir situaciones de tensión”, comenta Pedro Redón, vicepresidente de Cruz Roja de Valencia, que ha trabajado en primera línea en la atención al Covid-19.
Hasta finales de mayo, Cruz Roja de la Comunitat Valenciana ha atendido a 991 personas afectadas por el coronavirus, además de realizar 883 intervenciones a través de los equipos de apoyo psicosocial, según el Informe del Plan Responde. “Hay muchas personas con perfil de riesgo, impedidas o con alguna enfermedad que se han visto solas una vez activado el estado de alarma, por lo que nuestro trabajo ha consistido en darles atención por teléfono”, explica Dulce Aguilar, presidenta de la sección de Alcàsser. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de la Encuesta Continua de Hogares de 2019, aproximadamente 215.400 personas mayores de 65 años se encuentran viviendo solas en la Comunitat, por lo que el confinamiento ha podido agravar los problema de soledad preexistentes.
Pese al miedo por el desconocimiento del nuevo coronavirus, la organzación agradece la ayuda de los voluntarios incluso durante los picos de la pandemia, cuando Cruz Roja contaba con 5.912 personas. Este número de voluntarios no ha descendido durante la crisis, sino que ha ido en aumento: “Durante la pandemia se ha desbordado el número de voluntarios, hablamos de unas cien o doscientas personas que preguntaban a diario ―señala Juan José Collado, delegado provincial de Valencia― incluso teníamos que estar dedicando voluntarios para la atención a otros voluntarios”. “Podemos decir que la sociedad valenciana es muy solidaria”, sentencia.
Aun así, como todo en ese periodo de incertidumbre, la incorporación del voluntariado se precipitó, por lo que no podían realizar los trámites ordinarios para la incorporación a Cruz Roja. Aguilar explica que las pautas que se daban en las reuniones fueron sustituídas por conversaciones a distancia. Además, se sumaba otra dificultad: los voluntarios que pertenecían a grupos de riesgo y que tenían que dejar de colaborar. “Tenemos un voluntariado bastante mayor que no ha podido venir, pero que se ha encargado de realizar la comunicación desde casa, porque era prioritario cumplir con las medidas de protección”, defiende la presidenta.
Redón ha asegurado que no han faltado sistemas de protección: “Lo hemos tenido como prioridad absoluta para que el voluntariado tuviera tranquilidad y seguridad, porque no se puede ayudar a las personas si no nos sentimos nosotros seguros”. En la Comunitat, que ha tenido un total de 12.191 casos de coronavirus según la Conselleria de Sanitat, Cruz Roja realizó 57.552 llamadas de prevención y puso en funcionamiento 27 ambulancias para el traslado de enfermos. “Las experiencias que no conoces y en las que no sabes qué esperar te generan incertidumbre, porque son cosas que no vives día a día y por tanto te cuestan más ―cuenta el vicepresidente― pero con el paso de las semanas ibamos teniendo más experiencia y mejoraba la ayuda que podíamos ofrecer”.
De primera necesidad
La pandemia no solo ha tenido efectos a nivel de salud, sino que ha supuesto la paralización de miles de empleos, aumentando el riesgo de pobreza entre la población, cuya tasa en la Comunitat se encontraba en un 23,7% según el INE. Otra de las labores ha consistido en el suministro de 208.425 productos a personas en situación de riesgo. “Los momentos de crisis han sido muy duros y, aunque mi territorio es pequeño ―Alcàsser y Picassent― nuestro reparto se ha incrementado en un 40%”. admite Dulce Aguilar. “Ese 40% es gente que de no ser por la pandemia quizás no habría venido nunca, pero se ha visto arrastrada por la situación”, argumenta.
La voluntaria destaca que se han observado dos perfiles nuevos: “El primero son los inmigrantes de países latinos, sobre todo venezolanos que acaban de llegar, que en una situación normal buscan otras formas de subsistir, pero no han tenido oportunidad por la pandemia”. El otro colectivo, según confirma, es el de las familias monoparentales formadas por una mujer con hijos: en Castelló 17.300 familias se encuentran en esta situación, que aumentan a 57.200 en Alicante, y 87.800 en Valencia, según el INE.
“Son mujeres que en una situación normal se pueden defender, pero que ahora se han visto totalmente fuera del mercado, sobre todo las que se dedicaban a trabajos temporales relacionados con la hostelería”. Agradece la ayuda de las empresas que han suministrado alimentos, pero también a las que se dedican a la venta o alquiler de vehículos y los han prestado a la organización cuando no tenían suficientes para llevar todos los productos. “Con el paso de los meses y la nueva normalidad esta situación ha descendido un poco, pero no lo suficiente, porque si teníamos unas cuarenta familias nuevas, podemos haber descendido solo en diez”, añade.
El delegado provincial afirma estar “moderadamente satisfecho” con los resultados, aunque insiste en que siempre hay “cosas que mejorar”. Sostiene que el programa se alargará hasta finales de año y que ahora están “más abastecidos de EPIS y sistemas de protección”. Lo que le preocupa ahora, a parte de una segunda ola, es apelar a la responsabilidad individual de las personas y a la mentalidad de la gente más joven. “La gente mayor está más asustada y por ello cumplen más, y en consecuencia estamos viendo que el grueso de la gente contagiada en estos brotes tiene entre 30 y 50 años, cuando en marzo pasaba lo contrario”, asegura Collado. “La Cruz Roja está preparada para un posible rebrote, pero nunca se está lo suficientemente preparado para un asunto como este, por lo que tenemos que estar siempre en guardia”, concluye.
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