En la imagen, Antonio, barbero italiano afincado en Valencia, con su primer cliente a primera hora de hoy, quincuagésimo primer día del estado de alarma. EFE/Juan Carlos Cárdenas Antes de que en España se generalizaran las medidas de higiene por el coronavirus, Fran Vega vio lo que ocurría en China y esmeró la limpieza con desinfectantes en su peluquería, que reabre este lunes con unos requisitos imprescindibles: el cliente deberá llevar mascarilla y guantes y aplicarse gel hidroalcohólico a la entrada, y solo podrá entrar uno cada vez.
"Me llamaban exagerado" porque limpiaba con paños impregnados de lejía las bancadas y con agua y lejía el suelo del local, donde de momento solo atenderá él y, si dentro de un mes el negocio va bien, pensará en recuperar del ERTE a su única trabajadora.
Aunque tiene 60 citas para esta primera semana, este peluquero precavido asegura a EFE que desconoce cómo va a ir la facturación del negocio y considera que habrá "días flojos".
Preguntado si va poder superar esta situación, ha afirmado que con ayudas "sí me puedo recuperar si el trabajo vuelve", ahora bien se ha tenido que "mover más que una secretaria" para ir al banco a realizar trámites, que también ha gestionado por internet.
"Con los 600 euros de ayuda del Gobierno, como y pago la luz" de la peluquería de su propiedad, Fran Vega Estilistes, en Alaquàs (Valencia), que lleva catorce años abierta.
Hoy ha colocado un carrito en la entrada con gel desinfectante, guantes -que tenía de hacer tintes- y mascarillas proporcionadas por su hermana, que tiene un comercio próximo al suyo.
Ha retirado dos tocadores y ha dejado tres para guardar la distancia social, y piensa en instalar otro en la entrada, donde antes de la pandemia había un sofá para los clientes que esperaban su turno, "cuando vea la evolución".
Fran ha cuadrado "al máximo" la agenda de citas para los clientes, que a partir de ahora tendrán que esperar su turno en un banco público que hay en la calle peatonal donde se ubica su negocio.
También ha ampliado el número de días semanales que tiene abierto el local, de cinco a seis, para recuperarse de esta crisis.
Entre cliente y cliente se reserva un tiempo para desinfectar el tocador, el lavacabezas y la bancada, y hasta que no salga un cliente, no entrará el siguiente.
En cuanto a las mascarillas, "cuando corte el pelo también deberán llevarlas, me gustaría que las llevaran durante todo el proceso", ha señalado.
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