El mundo de las
tertulias televisivas ha sido y es apasionante. Echando la vista atrás, aún
recuerdo el famoso corrillo de la Campos en “Día a día” donde un grupo de
señoras y, por supuesto Belen Ro, se enfadaban, gritaban y se encolerizaban
hablando y discutiendo sobre que concursante de la casa de Gran Hermano debía
abandonarla. La influencia de este corrillo, que marcaba los mayores ratings
del programa, era tal que llegaba a “decidir” y embaucar a la audiencia en su
decisión sobre el próximo concursante que debía dar por finalizada su estancia
en Guadalix de la Sierra.
Hoy en día,
estos corrillos de GH quedan prácticamente reducidos a El Debate y a pequeñas
menciones en las escaletas de Sálvame Diario y El programa de Ana Rosa. Hoy lo
que se lleva, tal y como está el país, son las tertulias sobre política y
economía (algo donde mamá Campos también fue una precursora, ¡cuánto sabe esta
mujer!). Hemos avanzando en contenidos pero no en forma. Las tertulias de “Al
rojo vivo” o “Las mañanas de Cuatro” se convierten, en algunas ocasiones, en
aquellos corrillos donde salían las madres defensoras de sus retoños
concursantes. Aunque las actuales, por lo que nos toca, son bastante más
defendibles.
“Al rojo vivo” y
“Las mañanas de Cuatro” viven sus mejores momentos en audiencia, paralelamente
a los peores momentos que vive la sociedad española en cuanto a estabilidad
económica y confianza política. Tertulias necesarias y que han sustituido a ese
otro modo de hacer corrillos en los programas matinales y que, como aquellos,
también están influyendo en la decisión y en la opinión que tienen los espectadores
de los partidos políticos y los políticos que nos representan o pueden llegar a
hacerlo. Aunque, lamentablemente, la objetividad en ambas tertulias se ha
perdido y, en ocasiones, el peloteo a un determinado partido roza la mayor de
las propagandas. Y es que, todo hay que decirlo, en el corrillo de la Campos
las opiniones estaban más repartidas.
Los debates
matinales de Ferreras en La Sexta y Cintora en Cuatro conforman la mayor
propaganda pro-Podemos que ninguna campaña de marketing podía conseguir. Cabe
recordar que entre ambos suman unos 2 millones de fieles espectadores cada día.
Esperanza Aguirre acusaba a Antena 3 de darle alas a Podemos y a Évole de que
la Sexta es un bastión para las opiniones de Pablo Iglesias. No seré yo quien
defienda a esta mujer pero en esta última opinión, no anda nada alejada de la
realidad (no tanto en la de Antena 3, bastante neutral en este aspecto con
Podemos).
Las mañanas de
Cuatro y La Sexta se han convertido en todo un homenaje diario a Podemos.
Mensaje que, unida a la desazón social y política actual, ha llegado hasta la
gente y en las encuestas se revela: Podemos, podría llegar a ser la primera
fuerza política en España y Pablo Iglesias el próximo presidente del Gobierno
de España. Da igual sus videos adulando a Nicolás Maduro, sus opiniones sobre los
presos de ETA, sus donde-dije-digo-digo-Diego, etc… para las tertulias
matinales de Cuatro y La Sexta acunar a Podemos es mantener buenos índices de
audiencia. Da igual que Ciudadanos o UPyD puedan ser otros partidos
alternativos al gobierno que, con razón, se empeñan en criticar estas tertulias
mañana sí, mañana también. Solo existe Podemos.
Cuando el
corrillo de la Campos iba a por un nominado, este acababa abandonando el
programa. La audiencia matinal, aunque menor, es muy fuerte para estas cosas. Y
cuando Cintora y Ferreras defienden más a Podemos, éste sale más favorecido en
las encuestas. Obviamente sería una barbaridad achacar el triunfo de Podemos a
estas tertulias, pero la influencia (diaria) de la televisión es máxima. ¿Falta
objetividad en las tertulias matinales? Evidentemente sí. Y eso, en el
periodismo es algo peligroso (y no hablamos de las opiniones de los
tertulianos).