Enric Valls. EPDA Hace unos meses Teo acudió a mi consulta porque necesitaba ayuda para dejar de fumar. Su objetivo era claro. Era consciente de que continuar con este hábito le interfería negativamente en muchos aspectos de su vida, además de en su salud.
Como Teo, he tenido la oportunidad de tratar a cientos de personas con el mismo motivo de consulta, y que con el paso del tiempo, les he podido ayudar en otras problemáticas más.
Recordar a todos estos pacientes, y hace unas semanas atrás coincidiendo con el Día Mundial Sin Tabaco, me ha hecho interesarme por la correlación que existe entre el tabaquismo y el coronavirus, ya que se está viendo que el fumar es uno de los factores con mayor impacto frente al Covid-19. Así nos lo hacen saber los estudios epidemiológicos que se están realizando en las localidades con un aumento de casos, al afirmar que las personas fumadoras parecen ser más propensas a desarrollar efectos adversos.
Desde un principio, se puede observar que la conducta física de fumar, no facilita las medidas de higiene que todos debemos tener para continuar con una buena prevención, lo cual es nuestra responsabilidad. El contacto entre los dedos, la boca y la cara, y la exposición continua a la saliva es un condicionante que aumenta la posibilidad de transmisión del virus. Y así es como cada movimiento implicado en el acto de fumar, aumenta el riesgo de un posible contagio.
Los datos científicos señalan que hay el doble de pacientes ingresados por Covid-19 fumadores respecto a los no fumadores, y que la evolución durante las 2 primeras semanas de enfermedad, es 14 veces más severa con ellos.
El motivo de que haya tanta diferencia de afección entre los fumadores y no fumadores está determinado por la enzima convertidora de angiotensina 2 (ECA-2), que es donde actúa el virus una vez logra situarse en las células del pulmón. Además, algunos factores de riesgo que tiene como consecuencia el fumar, es la disminución del sistema inmune y los problemas pulmonares, los cuales también son problemáticas que desencadena el Covid-19.
Toda razón puede ser una oportunidad para desarrollar la voluntad necesaria para dejar de fumar. Unas de esas razones es la mejora del oxígeno en sangre, disminuir el daño sobre las paredes bronquiales y el riesgo de infecciones.
Así pues, la primera técnica para dejar de fumar es establecer una fecha. Dicha fecha es el punto de partida, la cual debe estar programada para ser conscientes de que a partir de ese día, empieza el cambio. Las dosis de consumo se deben disminuir, e implementar una alimentación saludable y el mantenimiento del ejercicio físico son dos factores muy potentes para continuar en esta meta.
En conclusión, las asociaciones profesionales y sociedades científicas advierten que: fumar conlleva un mayor riesgo de infectarse durante la pandemia del Covid-19; el pronóstico de aquellas personas fumadoras que se infectan, es mucho más grave frente a las no fumadoras; y por último, destacan la importancia de promover un apoyo mediante recursos donde las personas que quieren dejar de fumar, no tengan que acudir a centros de salud, sino ayudarles a través de líneas telefónicas de ayuda (quitlines), apps y videoconsultas.
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