Teresa Ortiz./EPDA
No sé si ustedes piensan igual, pero parece que la segunda década del siglo XXI ha comenzado en lo relativo a los problemas de índole mundial de un modo que ni el mismísimo Nostradamus hubiera firmado en la más retorcida de sus famosas cuartetas. Una pandemia global, una crisis sanitaria, económica y social ignota desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, una guerra comercial entre China y Estados Unidos que recuerda los peores tiempos de la Guerra Fría, el papel de Rusia como desestabilizador mundial allá donde haya un conflicto, la continua tensión yihadista y, como colofón, la amenaza real o artificialmente creada de un apagón global o parcial, como poco en alguno de los principales países de Europa, cuyos posibles efectos ya han empezado a permeabilizar en el imaginario colectivo.
Ignoro si la actual crisis global de suministros y la guerra en casi todos los sentidos que mantienen Marruecos y Argelia con el gas español como rehén, así como la excesiva dependencia de fuentes de energía extranjeras por parte de España, serán suficientes detonantes como para provocar el más mínimo corte de luz en una comunidad, provincia o ciudad española, pero lo que sí tengo muy claro es que la luz en sí mismo, en lo relativo a su precio es un enorme problema al que el gobierno de España no sabe poner solución clara y eficaz.
En el ranking europeo, España es el séptimo país del continente en cuanto a presentar las facturas de electricidad más caras. Con datos de 2020, el gasto medio español ya fue de 1.273 euros al año por hogar. Tengamos en cuenta que, comparativamente hablando, el coste eléctrico español supone la mitad del coste de una vivienda noruega, y casi el doble de los 690 euros que paga un hogar griego. En este contexto, si consultamos los datos Eurostat, el salario medio neto español es de 15.015 €, por lo que nuestra factura eléctrica supone más del 8,5% del salario medio neto de los españoles, siendo nuestro país solo superado en toda Europa por Chipre (9,6%), Croacia (9,7%) y Portugal (9,8%).
A nivel interno, en lo que llevamos de año 2021, con respecto a los datos de 2020, los españoles ya pagan de media en su factura de la luz un 33% más. Además, a cierre del mes de octubre, el recibo de la luz ha sido, en términos mensuales, el más caro de la historia en nuestro país. Los españoles han pagado este último mes de octubre casi un 30% más que en septiembre de 2021. En apenas un mes, el coste del MWh se ha incrementado de 156,14 a 212,29 euros. El precio de la electricidad ha disparado el IPC hasta el 5,5% este último mes, habiendo alcanzado este indicador el valor más alto en los últimos 29 años. El viernes, 5 de noviembre de 2021, el precio de la luz alcanzará los 171,45 euros el MWh, siendo este valor cinco veces más caro que hace solo un año.
Todos los números expuestos suponen, como primera conclusión, que la promesa realizada por Pedro Sánchez de pagar lo que se pagaba en el año 2018, una vez más, se convierte en una mentira de Sánchez. Pero hay algo más preocupante que las mentiras de un gobernante: la falta clara de capacidad del propio gobernante y de su equipo de ministras y ministros para solucionar los problemas reales de las personas.
En toda esta ceremonia de incapacidad de gestión respecto a la subida del recibo de la luz hay que destacar los últimos hitos. En primer lugar, el fracaso de la secretaria de Estado enviada a finales de octubre por la ministra Teresa Ribera a buscar apoyos en Bruselas para imponer las tesis españolas de modificación del mercado eléctrico europeo, siendo este fracaso un elemento más de agudización de la pelea entre el Gobierno y las eléctricas. Por otra parte, desde la aprobación del Real Decreto Ley con medidas urgentes para contener la subida de la electricidad, la franja más barata del día se encuentra ahora entre las 15:00 y las 17:00 horas, suponiendo una contradicción con los ya de por sí polémicos tramos horarios de junio de 2021, introducidos por el Ministerio de Transición Ecológica y por la CNMC. Hace apenas cuatro meses nos recomendaban poner la lavadora de noche y ahora resulta que el mejor momento es por la tarde. ¡Esto no hay ya quien lo entienda!
El consumidor está cansado, confundido y saturado de información críptica sobre los aspectos derivados de la subasta eléctrica. PSOE y Podemos han echado todas las culpas sobre el modelo de subasta de electricidad, olvidando que, por ejemplo, Portugal tiene el mismo sistema y, sin embargo, paga precios más bajos por el MWh que España. En realidad, que el precio de la electricidad sea tan caro en nuestro país, se debe en gran medida, a que los españoles, cuando pagan la factura eléctrica, pagan otras muchas otras cosas, además del propio precio de la electricidad.
Actualmente, en la factura de la luz, se imputan muchos costes no relacionados directamente con el suministro. Por ejemplo, en el caso del IVA y del impuesto especial sobre la electricidad, ambos están en actual debate sobre la continuidad de su rebaja en 2022, habida cuenta que en los borradores de los PGE del próximo año aparecen valores normalizados de los mismos. En la misma línea, la luz que pagamos viene gravada por la tasa municipal sobre las instalaciones del transporte de energía, los costes extrapeninsulares, o las primas de fomento de las energías renovables, entre otros más factores.
Desde estas líneas exijo al gobierno de España que acabe con su particular 'apagón' político y se ponga en marcha en la búsqueda de soluciones efectivas a los problemas reales de los ciudadanos. Los españoles le piden tajantemente al Gobierno que no criminalice a las familias que no pueden pagar las excesivamente caras facturas de la luz, sino que les facilite poder pagarlas.
Desde Ciudadanos ofrecemos un compromiso real de adoptar todas las medidas necesarias para reducir el enorme impacto de la subida del precio de la electricidad en las familias y los consumidores. Además, instamos a la elaboración de un Plan Urgente de Garantía de Suministros Básicos ante situaciones de carencias, así como acabar con la doble imposición establecida en las facturas de la luz y el gas natural. Igualmente, instamos a impulsar una reforma de la tarifa eléctrica en relación con los elementos que la sobrecostean e impulsar las iniciativas legislativas para regular una garantía social de acceso a los suministros básicos a las personas más vulnerables, entre otras medidas de calado.
Como hemos puesto de manifiesto, el enorme coste de la factura de la luz es un gran problema al que hay que poner pronta y efectiva solución, así como asegurar el suministro de energía al mejor coste estatal posible presente y futuro, mediante grandes Pactos de Estado sobre el modelo energético en nuestro país. Desde Ciudadanos podemos y sabemos hacerlo. Ante la incapacidad del Gobierno ofrecemos nuestras propuestas y nuestro plan. Finalmente dependerá de ustedes, con su voto, el seguir soportando la incapacidad y las mentiras de Pedro Sánchez u optar por el modelo de utilidad y responsabilidad de Estado de Inés Arrimadas.
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